viernes, 15 de enero de 2016

¿Ser o no ser gratuito? El dilema de los artistas en el s. XXI. (Avatares de la autoedición en papel y en línea. Parte 3).

Avatar:  1.- Del sánscrito avatar, divinidad que desciende a la tierra.
2.-Hechos o etapas que suceden en la vida de una persona o de un elemento.
3.- Representación de un usuario en una computadora, ya sea de sí mismo o de un alter ego.
4.- (De la película Avatar, de James Cameron). Avatar representa un cuerpo físico que a pesar de la distancia puede cobijar y replicar nuestra inteligencia humana, que a su vez permanece en el cuerpo físico original. 
Tomado del blog Inspirulina:  "Los varios significados del término avatar".  


Esta es una discusión que nos mantiene a muchos productores literarios, cinématográficos, plásticos y músicos, en jaque. En plena era de la globalización de la información, parece mentira que todavía algunos ilusos queramos acceder a tener ingresos por lo que creamos.
Y, por el otro lado, estamos acostumbrados a acceder a toda la información gratuitamente vía la web. Yo no lo sabía, pero muchos libros clásicos se  pueden "bajar" gratuitamente desde una multitud de sitios creados exprofeso para ello. No así sucede con la producción de autores vivos o que sus familiares todavía tienen reservas de derecho de autor. Ellos venden las obras en portales de librerías o de sitios ofrecedores de literatura como ebook o en papel.
Me lo dijo mi amigo Cóatl Sandoval y me pareció descabellado pero a la vez innovador: "subes tus libros a la web, que tengamos acceso de manera gratuita; el contenido se distribuye,  y se lee por el internet; si el libro me gusta, me pongo en contacto con el escritor y lo compro en papel".
Entonces, ya que no soy famosa ni tengo más de treinta años de muerta, ¿me conviene publicar y dejar que lean gratuitamente mis libros en internet?
Por una parte, creo que sí, pues quienes tengan la curiosidad de leerme y no conocen lo que he escrito, tendrán la posibilidad de hacerlo fácilmente, sin los problemas que entontré para "bajar" un libro que sí pagué en Bajalibros.com.
A esto último quiero referirme a una experiencia muy enriquecedora que tuve en la secundaria y preparatoria donde trabaja mi amiga Sara Valle, en Guaymas, Sonora, cuando me presenté en marzo del 2015. Mi amiga Pina Saucedo me pidió una muestra de mis novelas para que los muchachos hubiesen leído algo mío para cuando yo llegara a verlos. Ella tomó el archivo en word de la novela "Tacones en el Jardín", la más negra de mis novelas policíacas y se la envío a Sara para que la distribuyera entre los muchachos.
Cuando llegué, me topé con la agradable sorpresa de que habían sido conminados a leerla, que más de sesenta muchachos habían leído la más violenta y explícita de mis novelas, todo se lo habían pasado en tres días vía celulares. Y supongo que los muchachos la leyeron, en su mayoría, en sus dispositivos móvles inteligentes que ya casi todos tienen. Los comentarios y las preguntas de ese aglomerado auditorio fueron interesantísimas, además de conocer las formas en que realizo mis obras, cuestionaron la naturaleza y características de los personajes, que llegaron a conocer muy bien.
¿Hubiera sido posible eso sin el acceso gratuito al contenido de mi novela? De seguro que no, y por más que yo les haya platicado, adelantado y leido párrafos o capítulos enteros de la novela, no me hubieran conocido como escritora como lo hicieron. ¿Hubieran comprado mis libros, a pesar de que estaban en 70 pesos cada uno? Lo más seguro es que no, pues muchos me dijeron que querían comprarlos pero que no tenían dinero para ello.
Vuelvo a mi propia escacez de recursos para poder siquiera entrar a una librería y darme el gusto de comprar tres o cuatro libros, que de seguro ascendería a un total de más de mil pesos. Ya no está el dilema de comprar un refresco o ni siquiera una hamburguesa por un libro... ahora el costo de las obras en papel se ha elevado estratosféricamente, y no así los salarios. Ya no forman parte de la canasta básica.
¿Y qué nos queda a much@s amantes de la literatura? También hacer la lucha de ingresar al selecto grupo de lectores que son aceptados por una bien conformada biblioteca pública.
En el caso de Querétaro, la biblioteca pública estatal Manuel Gómez Morín pide bastantes requisitos, entre ellos el que el aval sea alguien con un trabajo formal que pueda acudir a la biblioteca a firmar personalmente, amén de que tenga un teléfono de su trabajo en donde pueda ser localizado, es decir, en donde pueda ser llamado directamente en caso de que el avalado no entregue los libros solicitados a tiempo. He revisado el acervo de la Gómez Morín, y tal parece que de los libros más nuevos e interesantes sólo tienen un ejemplar, lo cual se me hace de lo más extraño pues se supone que los compran con recursos públicos , y si son para una biblioteca quelos presta, debe haber más de un ejemplar. Así, lo más nuevo y selecto SOLO PUEDE ser leido dentro de  sus instalaciones. A pesar de ello, todavía vale la pena inscribirse, así que sacar mi credencial nueva está en mi lista de deberes para este año, sobre todo para tener acceso a mucha literatura clásica. Otro problema que les veo es que los archivos no están terminados de integrar, mucha literatura nueva no está organizada en la búsqueda, ni en un formato digital que tienen, y menos en las famosas "tarjetitas" que antaño usábamos los ratones de biblioteca y que todavía tienen ahí. 
Mientras, he aprendido a navegar en internet y "bajar" libros gratuitos de mis autores favoritos, aunque no siempre son suficientes. Y me topo con que son mucho menos libros de los que han escrito, aunque sean ya catalogados "clásicos" y si, con la oferta de las librerías digitalizadas, casi igual de caros que si fuera a sus instalaciones a adquirirlos, pues se ven baratos pero el precio muchas veces es aparte del precio de entrega en casi de ser digitales.
Ser parte de una biblioteca pública como autora es en realidad ponerse a disposición del público de una manera gratuita. O sea, que la gratuidad de los contenidos literarios siempre ha existido, solo que ahora se ha extendido a la web.
Magnífica conclusión a la que he llegado.




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