viernes, 15 de enero de 2016

La publicación como ebook en Amazon.com y el acercamiento a Bajalibros.com (Avatares de la autoedición en papel y en línea. Parte 2.)

 Avatar:  Sinónimo de vicisitud.
Vicisitud: Alternativa de sucesos prósperos y adversos.
Diccionario Enciclopédico Ilustrado. Ed. Océano. 1989.

Desde que reingresé al mundo literario  (hablo de hace ocho años para acá) me topé con que era muy distinto a lo que viví en mi infancia. Entonces, gracias a Librolandia de Hermosillo, había más accesibilidad a los libros de la cultura universal y no eran caros, además de que teníamos tiempo para buscar y encontrar. Ni qué pensar en el internet como un gigante distributivo que nos cambiaría la vida, décadas después.
El tener acceso a textos gratuitos vía internet, merced el uso de lap tops o tablets para darles lectura ha sido de una gran enseñanza para mí, como lectora y como escritora. El aprendizaje se lo debo a los integrantes del grupo literario queretano -actualmente  denominado Horizontal-, que me platicaron de su experiencia como blogueros y distribuidores de material literario casi exclusivamente vía internet.
De todos modos yo alucinaba con ver hecho mi libro en papel, así que me decidí a autopublicarme "Enamorarme de mi" (2011) y realizarlo en formato cartonero, que muchos de ustedes ya conocen. Sin embargo, me asediaba la posibilidad fantástica de ser accesible en todo el mundo, como ebook. Traté de hacerlo por mi cuenta y no pude, por más videos de autoayuda que vi, por más que hice el intento me faltaban muchos elementos necesarios que ahora conozco. Por eso me acerqué a Amazon.com.
Amazon resultó una propuesta interesante para mí. Amén de las dificultades técnicas de mi poca experiencia en el manejo de los archivos, decidí ofertar mi segundo libro autopublicado, "De tejidos marítimos, viudas y tangas" (2013) solo como ebook, para probar, conocer. Resultó que había muchas facilidades para los escritores "indies" como les llaman: no había necesidad de tener un ISBN aunque (claro que siempre) era necesario que el texto ya tuviese su Registro de Derecho de Autor. Tampoco era necesario ser ciudadana o vivir en los EUA, pero sí era necesario contar con una cuenta de banco acreditada en aquel país, cosa que sí pude hacer.  Después entré a un concurso de novela en español de escritores "indies" y me lancé con "La tormenta" en una competencia inútil con otros 10 mil escritores en español independientes que publican en Amazon. Huelga decir que no gané, pero sí aprendí.
En cuanto a las ventas de esos dos libros míos como ebooks, tuve pocas; afortunadamente algunos familiares y amigos accedieron a bajar  los textos por solo 3 dólares, animándome con cada unidad comprada. Huelga decir que de esos tres dólares me llegaban a mis bolsillos solo 1.73, con el cobro de regalías de Amazon y el descuento de los impuestos que la institución hacendaria gringa se digna en cobrar por cada venta. Luego retomar ese 1.73 hacia México por parte de mi institución bancaria era un lío: agradezco la paciencia y atención de la persona encargada de rastrear esos depósitos minúsculos y traerlos a mi cuenta en pesos: traigo una carga en la conciencia porque después del último rastreo, ella fue despedida, quizá sus jefes encontraron que perdía demasiado tiempo en cantidades tan insignificantes, pero ella entendía lo importante que esos pocos dólares eran para mí.
El acabóse llegó cuando me compraron un ebook en España, igual en el equivalente en euros de tres dólares, y descubrimos que los bancos de EUA cobraban ¡cuatro dólares! por atraer cualquier depósito en Europa, así que ese pago se volvió inalcanzable para mí. A menos, claro, que alcanzara la grandísima cifra de 100 dólares en ventas, así podrían enviarme un cheque cobrable en México, me dijeron con sorna
Hablé con el encargado de Amazon para español en México y le hice la pregunta más sencilla: ¿por qué Amazon.com.mx  no hace depósitos en México para los escritores mexicanos? Me dijo que era muy buena idea, pero que hasta la fecha no lo tenían. Entonces decidí retirar mis ebooks de Amazon, no así mi perfil, para futuras ventas cuando pudiésemos arreglar lo de los cobros.
Para ese entonces, yo había tratado de comprar un libro a Bajalibros.com, de filiación mexicana. Me hicieron registrarme en Adobe Reader, luego con ellos, resultados diferentes contraseñas y nunca pude abrir el texto. Comprendo que no quieren que el texto se "suba" gratuito a la red a partir de una sola compra, pero pusieron tantos candados que fue imposible abrirlo. Cuando hablé para pedir apoyo, la voz del otro lado del teléfono manifestaba fastidio por lidiar con alguien tan poco versado en los asuntos de bajar libros, amén de que no me sirvió para nada. Me siguen mandando ofertas por mi correo electrónico que nunca atiendo.
Cuando retiré mis libros como ebook de Amazon, me llegó la idea de ver si, después de tres años de alguna experiencia, yo pudiera abrir mi propio portal de ventas y ofertar vía internet mis libros en papel. Para el año pasado, ya llevaba cuatro obras y cinco títulos en papel, un extra que integra mis tres últimas novelas escritas. Para el pago, me apoyé con Pay Pal para hacerlo accesible a todo el mundo, cosa que se acerca mucho a lo que hace Amazon. El problema está en la "bajada" como ebook.
Pregunté y me dijeron que requería de un programa especial, "IPN", que algún experto podría ayudarme a poner. Así se descarga el texto una vez que hayan pagado una mínima cantidad, y podrían leerlo como ebook.  Por lo pronto, en mi blog comercial pueden "bajar" el libro de poemas entero como ebook gratuitamente, leer algunos relatos que ya están en mi blog de "De tejidos marítimos, viudas y tangas" y leer los dos primeros capítulos de cada una de mis tres novelas. Hasta ahí he llegado. Todavía no termino de configurar totalmente los pagos para pay pal, pero voy a medio camino.
Fue en la elaboración de mi página comercial donde afloraron varias discusiones que todavía sostengo conmigo misma, y están relacionados con la gratuidad de los productos culturales, los derechos de autor y la necesidad de ser leída que todos los escritores tenemos.
                      

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