jueves, 26 de marzo de 2020

Actividades en fase 2 de cuarentena por el COVIT-19

Despierto en la madrugada y el aleteo de cientos de pájaros ilumina con gorjeos el cachito de cielo de mi ventana. Sólo el arranque de algún camión urbano me recuerda que estoy en una céntrica colonia de la ciudad de Querétaro. Cómo decirles que me llena de esperanza el día el saber que la tierra descansa y se expande mientras nosotros los humanos nos aquietamos. 
Y es necesario hablar de la esperanza de que todo será mejor en los meses y años venideros. Esta crisis de salud mundial,  provocada o no, nos ha traído muchas enseñanzas. Una de ellas es la conciencia de la movilidad de la que gozábamos y que seguramente volveremos a tener. Otra es la limpieza del aire y de los sonidos citadinos, cuando la mayoría está recluido, hablando del medio ambiente.
En casa, con un hijo recluido totalmente conmigo, y otro acudiendo parcialmente a laborar, ando llenando parcialmente los pendientes. En general, he seguido cosiendo mi traje de falda larga (era "Maxifalda" en los setentas) y me preparo mentalmente para coser la blusa correspondiente con la tela sobrante, que sí va a alcanzar.
Ya llevo hechos dos vestidos largos (uno lo regalé), una minifalda (apenas arriba de la rodilla) de mezclilla, una blusa de tela ligera con retazos para hacer juego a un pantalón que ya me cosí,  y ahora tengo pendiente hacer ese traje de falda con blusa, que pueda ponerme juntos o separados.Y me decidí y acudí al closet a sacar la ropa que ya no me pongo o que llevo varios años poniéndome y que ya está gastada, aún cuando la haya hecho yo. 
¿Por qué me hago ropa? Porque de mi talla, XXL, no toda me queda bien. Mi cuerpo, como el de todos, no es stándard y las tallas convencionales me quedan debiendo centímetros de tela, o yo preciso luego retirarles pulgadas. Y pienso, para qué andar buscando ropa que 1) me quede bien, 2) me guste la tela y diseño y esté acorde a la temporada, 3) esté de precio accesible... Todas esas variantes las cubro cuando acudo a Modatelas o a la Parisina, veo las bellas telas de temporada y hago cuentas y me doy cuenta que con cincuenta o máximo cien pesos, me puedo hacer ropa que me dé gusto ponerme... Bueno, debo admitir que soy vanidosa y esos gustos me cuestan sobre todo trabajo y cada vez más práctica.
Pienso en que puedo aprovechar el tiempo para seguir pintando, o para escribir más poesía... pero esporádicamente escribo mi diario (este texto podría ser el de un día) y uno que otro boceto a lápiz y carbón. Mientras no estoy trazando (de revistas de moda que traen sus patrones estándar que yo adecúo a mis medidas), cortando o cosiendo, me dedico a pensar cómo resolver detalles en torno a un cierre, al fondo que estoy integrando a mi falda larga (para que al caminar no me rocen los gorditos de las piernas) o en cómo voy a cortar lo próximo a hacer. Espero que esta obsesión por terminar mi  ropa, termine con esta tela que estoy haciendo, pues no tengo más. Y luego pueda pasar a uno de los varios proyectos que traigo en mente.
Además me dedico a cocinar la comida lo más sana posible, ahora que tenemos más tiempo. 
Ayer Alán hizo tortillas de harina con aceite de oliva en vez de manteca, y le quedaron exquisitas, que servimos con falafel (tortas árabes de garbanzo) y ensalada fresca. Pero no me quiero dedicar solamente a la cocina, máxime que ahora he cambiado mi régimen alimenticio y psicológico: comida más equilibrada, menos vasta y sin pensar tanto en ella. 
Fui al mercado de Abastos y compré muchas semillas, quiero incursionar en hacer barritas nutritivas para los antojos entre comidas, encontré unos tutoriales muy sencillos en youtube, a ver si funcionan las recetas.
También un ejército de trabajadores y máquinas andan cambiando (para bien) las banquetas y calle frente a mi casa. Las dos semanas pasadas fueron de mucho ruido, polvo, dificultad para salir y entrar y movimientos telúricos provocados por la compactadora para preparar la tierra para la calle. Afortunadamente han terminado con la porción de mi casa y están terminando de preparar para el nuevo empedrado (estilo caminos de Oaxaca) en concreto. Lástima de piedras que absorbían el agua de lluvia, ahora una gruesa capa la dejará correr para ser capturada más abajo. Trabajan día y parte de la noche, lo cual es bueno pues tienen prisa por terminar. Ya me he ido haciendo más tolerante al cambio que ha representado su afanosa labor. Cuando me haya acostumbrado totalmente, se van a ir a seguir arreglando otros espacios de la colonia.