Pues
¿qué no lo vemos? El gran capital alista las uñas para meterle diente a
los recursos petroleros mexicanos, previa instigación de una guerra
interna que más que detenerse, va en aumento.
¿Quién gana? Los
vendedores de armas (en donde, por cierto, juega un papel importante el
capital de Exxon), los que facilitan los cambios constitucionales
(léase políticos del PRI y PAN), pues recibirán y recibieron,
sin duda, una gigantesca "mochada" de las ganancias de las grandes
empresas petroleras. También grandes empresarios mexicanos, listos para
invertir en diferentes facetas de los hidrocarburos, como si no tuvieras
con las estratosféricas ganancias que obtienen de sus negocios en el
país, que realizan sin pagar (casi) impuestos. Slim, Azcárraga, Salinas
Pliego, los dueños de los bancos... todos están puestísimos para ser más
ricos aún.
¿Quién pierde? El pueblo mexicano, con más
pobreza, al tener qué compensar con mayor gasto en IVA de alimentos y
medicinas, el huecote que dejará "compartir" las ganancias de PEMEX con
el capital, nacional y extranjero. No acabarán los grupos de la
delincuencia, ni se acabará la corrupción de las autoridades locales que
los toleran y los sufren, al contrario, habrá más debilidad del poder
público.
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