martes, 15 de abril de 2014

Los seres humanos ante la fatalidad: "La peste", de Albert Camus.

Acabo de llegar al final de "La Peste"*, texto que habla de la naturaleza humana frente al dolor, al destino de una enfermedad que escogió aleatoriamente a quién prodigar su mortífera influencia.
La ciudad, denominada Oran "una prefectura francesa ubicada en la costa argelina",  a las orillas del Mediterráneo, termina siendo uno más de los personajes de la novela.
Mapa de Orán, Argelia, y su ubicación en el Mar Mediterráneo.
Como toda obra maestra, la novela tiene múltiples enfoques. La historia se enfoca en el devenir ético y emocional de algunos personajes clave. Ellos estuvieron insertados en la evolución general de la Peste que, como un ser vivo, nació, creció, se desarrolló y murió.  Y, como la muerte, no distinguió a los débiles de los fuertes, a pobres de los ricos, a letrados o iletrados, jóvenes o viejos.
Sin más antídoto que un suero casero y tardío, el lector es testigo de la fatalidad y de las reacciones de sus habitantes ante ésta, así como de la necesaria separación que las brigadas sanitarias, encabezadas por el médico Rieux, imponen a los familiares afectados.
Asimismo, da cuenta de cómo la ciudad es, a su vez, aislada del exterior, para impedir que la peste sea propagada a la región. Asi, también la ciudad entra en cuarentena, imponiendo nuevos hábitos y transformando las visiones humanas del futuro, del pasado, del presente.
El devenir azaroso de la Peste hace dudar a los pobladores de la existencia del Dios católico. El propio sacerdote  del pueblo muestra un creciente escepticismo, imagen de las deslucientes creencias de sus feligreses. Esta duda de la fe se expone en su máxima expresión en la última homilía del clérigo, que sucumbe poco después presa de las mismas fiebres y delirios apestados de los demás.
Vemos cómo los habitantes viven, según sus creencias y posición social, toda la gama de emociones que experimentamos los humanos ante la fatalidad y las pérdidas: tristeza, negación, terror, vergüenza, culpa, desesperación, fastidio, avaricia, sometimiento y, por último, júbilo, locura, resignación y... olvido.

Si quieres leerla digitalizada, este es el vínculo:
http://posgrado.upeu.edu.pe/epgvirtual/documentos/doctorado/peste.pdf


*Camus, Albert. La peste. (1947). Editorial Sur S.A.  España 1995. (Digitalizada por alianah y el_gato para biblioteca_irc).



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