A mí las cuentas
casi no me salen
Si acumulo calorías
vs ejercicio
siempre sale ganando
mi peso
Si gano y recibo dinero
las deudas y los antojos
ganan la partida
Solo los días y los años
me hacen buenas jugadas
nunca les quedo debiendo
siempre se acumulan
y me hacen rica
sin que al tiempo
le falte pagarme
nada
jueves, 12 de diciembre de 2019
lunes, 18 de noviembre de 2019
Cambiante
Cambiante
mar laguna cielo
si eligiera un lugar
un hábito o una profesión
detendría mi estar
en el camino
ando navego nado pululo
las estrellas brillan
y a veces
ni están
mar laguna cielo
si eligiera un lugar
un hábito o una profesión
detendría mi estar
en el camino
ando navego nado pululo
las estrellas brillan
y a veces
ni están
miércoles, 28 de agosto de 2019
Florece el dolor como punzada
En el caos del mundo
una selva ancestral arde
se incendian las justificaciones
desaparece la negación
aparece la codicia con sus dientes elegantes
el verde da paso a una tierra yerta
florece el dolor como punzada
Tantos humanos deambulando, abuela
sin tierra sin casa sin ciudad
sin pueblo sin nación
sin papeles en el río del mundo
que indiferente sigue rotando
expulsados por la guerra la hidroeléctrica
la sequía el ejército el narco el hielo
el mar la tormenta el huracán el fuego
la riqueza la pobreza las bombas
¿A dónde van sus fuerzas, abuela
antaño dedicadas a su tierra su fábrica
su cocina sus hijos su cacería su escuela?
Se quema mi corazón
toma aire el velero de la tristeza
¿cómo vivir alegre
si el caos así organizado
reclama su injusticia
a mi pluma?
Pobres, a deambular ignorados quemados
a ser rechazados golpeados
hacinados drogados prostituidos
Millonarios, a viajar en jets privados
comer por moda dormir empastillados
drogarse por gusto ganar por obligación
flotar de isla fantástica a
edificio custodiado a
mansión aislada
mientras cuentan sus cuentas de odio
acciones en oro cruento
y la sangre derramada
es un desperdicio más
para el océano
revuelto en plástico
una selva ancestral arde
se incendian las justificaciones
desaparece la negación
aparece la codicia con sus dientes elegantes
el verde da paso a una tierra yerta
florece el dolor como punzada
Tantos humanos deambulando, abuela
sin tierra sin casa sin ciudad
sin pueblo sin nación
sin papeles en el río del mundo
que indiferente sigue rotando
expulsados por la guerra la hidroeléctrica
la sequía el ejército el narco el hielo
el mar la tormenta el huracán el fuego
la riqueza la pobreza las bombas
¿A dónde van sus fuerzas, abuela
antaño dedicadas a su tierra su fábrica
su cocina sus hijos su cacería su escuela?
Se quema mi corazón
toma aire el velero de la tristeza
¿cómo vivir alegre
si el caos así organizado
reclama su injusticia
a mi pluma?
Pobres, a deambular ignorados quemados
a ser rechazados golpeados
hacinados drogados prostituidos
Millonarios, a viajar en jets privados
comer por moda dormir empastillados
drogarse por gusto ganar por obligación
flotar de isla fantástica a
edificio custodiado a
mansión aislada
mientras cuentan sus cuentas de odio
acciones en oro cruento
y la sangre derramada
es un desperdicio más
para el océano
revuelto en plástico
martes, 4 de junio de 2019
El submarino Amarillo, de Manuel Santillana: leyenda y destino.
Escribir acerca del Mar de Cortés es, para
mí, tocar las fibras más sensibles de mi ser. En él crecí, hacia él me dirigía
en la menor oportunidad con mis padres, o más adulta, yo sola. El área de Bahía
Kino y las playas circundantes eran el destino familiar de cada fin de semana.
¿Por qué? Mi papá, a diferencia mía, no creció
con el mar. Nació en la sierra nacozarense, y de niño grandecito conoció el
mar, que lo cautivó. Debido a su gusto por el buceo, las fogatas a la orilla
del mar, el pescado fresco, nos llevaba cada fin de semana desde Hermosillo a
variadas playas por la costa sonorense.

Mi papá y Mormor murieron viviendo en Kino.
Sus hogares fueron mi refugio, mi consuelo, mi descanso durante muchos años,
incluyendo mi vida adulta aún viviendo en Querétaro. Las cenizas de mi papá
fueron vertidas en el mar de Kino, frente a su casa. Los restos de mi abuela
reposan bajo una hermosa lápida de piedra, en el cementerio del mismo pueblo.
Por eso me es tan difícil hablar de la novela
de Manolo, pues me vienen recuerdos y los pedazos de corazón que dejé allá, se entristecen cuando salen a la luz a
1800 km de distancia.
El submarino amarillo* crea o recrea una
leyenda que se resiste a abandonar el fondo. Durante la segunda guerra mundial,
un escuadrón de submarinos japoneses arribó a varios puntos de las playas
continentales frente al golfo californiano, dejó militares o samurái japonenses
altamente entrenados, con el fin de servir de vigías y guiar a las tropas para
invadir los EUA desde mares y tierras mexicanas.
Uno de los militares se enamora de una
mujer mestiza sonora-sinaloense y termina por quedarse cerca de un pueblo,
estando éste tan aislado que ignora que la guerra terminó y que perdieron.
La historia política de este intento bélico
se entrecruza con la personal; ambas son tocadas con una prosa florida,
marítima y filosófica, plena de variados sentidos, cuyo narrador omnisciente se
pasea por los pasados y futuros de cada personaje, de los ancestros y
descendientes de los mismos.
Para Santillana, la realidad está llena de
augurios que son detectados o no por sus personajes, aunque muchas veces
intuidos. Las señales inadvertidas se convierten en señales que sólo en el
futuro se reconocerían su valor. Los gustos, costumbres y prácticas cotidianas
encuentran su ciclo en vidas vividas siempre cumpliendo su razón de ser. No
existe el caos, ni la suerte o la casualidad, sino siempre la causalidad
dictada por una escondida Divina Providencia a la que denomina Destino. Kundera
con su absoluta negación de la predestinación le es totalmente ajeno, por
supuesto.
La tesis de la novela incluye una
descripción de los signos aparecidos a lo largo de diversos encuentros y
pláticas que tuvo el autor con personajes nipones o sus descendientes, con
pescadores a lo largo de la costa sonorense del golfo, con personajes emigrados
de la tierra del sol naciente que se asentaron en ese estado, cuyas historias o
motivos para quedarse son tan variadas como cada ser humano.
El conocimiento del erotismo humano también
se evidencia en este texto, incluyendo el femenino, aunque no tan profundamente
como el masculino. Esa parte tan importante y negada de nuestra humanidad es
forma y fondo de la narración, clave de la historia
central. No es gratuito que el primer capítulo sea una falocéntrica sesión de caricias entre los
personajes principales.
Palabras y descripciones claves de la historia
me hicieron creer que la historia terminaba a la mitad del libro, con la separación
de los amantes-amancebos y que la otra mitad era una serie de rellenos para
engordar la obra. Sin embargo, todos los capítulos tuvieron su razón de ser y
comprendí que sólo sería cuestión de una relectura para entender en qué frases se fundó mi sensación de término anticipado y
cómo fue que llegué a esa conclusión.
Pero el tema del Golfo de California es
sensible y doloroso para mí, y a pesar de su gran riqueza temática y los
variados niveles de lectura, la novela no la pude volver a abordar.
Sólo felicito a Manuel por este esfuerzo y
le pido que aborde con sana distancia y alta autoestima mis apuntes, que son de
una simple lectora que gusta de comentar personal y ligeramente sus impresiones
y emociones de los libros que la conmueven, para bien o para mal.
*Santillana, Manuel. El Submarino amarillo. Ed. Garabatos. Universidad de Sonora. México 2019.
viernes, 24 de mayo de 2019
La narrativa de las mujeres
He visto a mujeres cada vez más
atrevidas para contar su propia historia, para definir con mayor claridad su
propia visión del mundo. Un mundo que durante siglos nos ha negado espacios,
voz, permiso para ser simplemente seres humanos.
Y he escuchado, leído, visto voces en la narrativa
femenina que, al mismo tiempo que retoman y honran a las ilustres que nos
precedieron y que no fueron sepultadas en el olvido, hacen uso excelso de su
facultad de crear su propio estilo. Libre, franco, transparente. Y no saben
cuánto me alegro por ello.
http://wikimexico.com/articulo/concha-aurora-y-frida-el-retrato-de-una-amistad |
Claro que eso tiene impacto en nosotras, y desde ese
lado de la cancha alzamos la voz. A veces, sólo para reclamar nuestro derecho a
participar en la belleza del mundo, en expresarlo con una voz propia. En otras
ocasiones, creamos historias, recreamos emociones con un filo de odio, de
reclamo, de exigencia, de dolor. Y para ser auténticas, hemos requerido de
valentía, pues no es fácil decir nuestra verdad y no ser tachadas (incluso
entre nosotras mismas) como personas llenas de autocompasión, de quejas, de
reclamos y no de proposiciones.
¿Y saben qué? Se vale. Para ello debemos seguir
ejerciendo nuestra libertad. Incluso del mismo feminismo. Ser creadoras conscientes
de las desigualdades no nos hace automáticamente luchadoras para abatir nuestra
histórica desventaja. Por lo menos no en apariencia.
Solo con alzar nuestra voz, estamos siendo motores del
cambio. Con venir a estos foros –creados y promovidos por mujeres—, estamos impulsando
un cambio de status quo en el imaginario colectivo: tenemos voz, queremos ser escuchadas, tenemos
mucho qué decir.
Gracias.
Texto creado para participar en el foro del mismo nombre, en el marco de Lumbre entre las Hojas 2019, encuentro regional de literatura escrita por mujeres en Querétaro. Mayo 24 del 2019.
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