He visto a mujeres cada vez más
atrevidas para contar su propia historia, para definir con mayor claridad su
propia visión del mundo. Un mundo que durante siglos nos ha negado espacios,
voz, permiso para ser simplemente seres humanos.
Y he escuchado, leído, visto voces en la narrativa
femenina que, al mismo tiempo que retoman y honran a las ilustres que nos
precedieron y que no fueron sepultadas en el olvido, hacen uso excelso de su
facultad de crear su propio estilo. Libre, franco, transparente. Y no saben
cuánto me alegro por ello.
http://wikimexico.com/articulo/concha-aurora-y-frida-el-retrato-de-una-amistad |
Claro que eso tiene impacto en nosotras, y desde ese
lado de la cancha alzamos la voz. A veces, sólo para reclamar nuestro derecho a
participar en la belleza del mundo, en expresarlo con una voz propia. En otras
ocasiones, creamos historias, recreamos emociones con un filo de odio, de
reclamo, de exigencia, de dolor. Y para ser auténticas, hemos requerido de
valentía, pues no es fácil decir nuestra verdad y no ser tachadas (incluso
entre nosotras mismas) como personas llenas de autocompasión, de quejas, de
reclamos y no de proposiciones.
¿Y saben qué? Se vale. Para ello debemos seguir
ejerciendo nuestra libertad. Incluso del mismo feminismo. Ser creadoras conscientes
de las desigualdades no nos hace automáticamente luchadoras para abatir nuestra
histórica desventaja. Por lo menos no en apariencia.
Solo con alzar nuestra voz, estamos siendo motores del
cambio. Con venir a estos foros –creados y promovidos por mujeres—, estamos impulsando
un cambio de status quo en el imaginario colectivo: tenemos voz, queremos ser escuchadas, tenemos
mucho qué decir.
Gracias.
Texto creado para participar en el foro del mismo nombre, en el marco de Lumbre entre las Hojas 2019, encuentro regional de literatura escrita por mujeres en Querétaro. Mayo 24 del 2019.
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