Crucé la puerta del dolor
y ahí estaba sonriente brillante
el camino extraño
del tiempo sin rutinas
del escarbamiento de las posibilidades
la exploración de lo mil veces visto
ese sueño donde observo los recuerdos tuyos
y no lloro.
Libre de la compasión excesiva
que me arrastraba a hacerme daño
invisible daga que mis manos empujaban
hacia mi pecho
no siento lástimas inútiles
ante el horror social que presencio.
Quizá me he endurecido
pero apenas así puedo seguir
es una coraza de vida es barro
no me derrito ante la miseria ajena.
Soy una con quienes
esperanzadora profundamente
crean cosas pensando
que alguien abrirá sus cajas
y habrá un mañana esplendoroso
vital alegre fértil
después de tantos entierros y tormentas.
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