¿Cómo es posible que las
becas hayan podido repartirse entre un pequeño grupo, varias ocasiones, sin que
tuviesen objeción alguna de conciencia? ¿Cómo permitió la autoridad tales
irregularidades, y siguió tan campante como siempre?
No será la primera
ocasión que las autoridades utilicen recursos públicos para fines privados. Lo
que sucede es que casi siempre se ocultan, aunque de todos modos la tolerancia
es mayúscula.
Quienes podríamos salir
beneficiados de este tipo de apoyos debemos alzar la voz y protestar. Por algo
no concursan casi los artistas en activo de Querétaro, desde hace varios años.
No tienen la confianza de que las entregas y decisiones serán imparciales, pues
desde que el programa se creó, esa no ha sido su consigna.
El problema, en parte,
es la impunidad con que estas decisiones se habían llevado a cabo: no había
habido protesta de parte de la comunidad artística, pensando quizá que si ponía el dedo en la llaga, de alguna manera
sus miembros serían descalificados para una posterior elección en el año
entrante.
Aún sin protesta de la
comunidad artística, es claro que si resulta siempre beneficiado un grupo de
personas de un programa público y de interés general, por lo menos alguna
contraloría interna debió haber llamado la atención sobre el asunto. Pero eso
no ha sucedido.
Eso nos da una idea de
cómo se han manejado los apoyos sociales dentro de la administración priísta
que está por salir. Es un botón de muestra.
El problema de la
impunidad es que, aunque ha sido evidente la comisión cualquier delito, no se
toman medidas para castigarlo desde el primer indicio. Al no ser castigado, se
premia al delincuente y lo anima a seguir realizando esos actos, incluso
incrementar la falta.
Así, la falta de reglas claras para la
designación de jueces, la asignación de los apoyos y la repetición de los
beneficiados, ha dado lugar a que impere la más profunda parcialidad en las
decisiones y la consabida pérdida de confianza de la comunidad artística en la
institución.
Es necesario que eso
cambie, para mejorar las condiciones en que efectúan los artistas su trabajo
creativo. Saber que habrá imparcialidad y una verdadera oportunidad de
desarrollo de sus proyectos, puede incrementar el número de proyectos
presentados para su evaluación.
Incluso, el hecho de
que se presente un gran número de proyectos a concurso, puede ser muestra de
una renovada confianza en la institución, al contrario de lo que ha sucedido en
los últimos años.
Abonando a lo anterior,
creo que el problema de la corrupción gubernamental en nuestro país consta de
tres caras: la parte institucional, que carece de los candados normativos para
impedirla, la falta de ética de los funcionarios y la ignorancia o indiferencia
ciudadana, que no actúa de alguna manera para evitarla.
Por eso en este
artículo no señalo nombres: quienes conocen el asunto, saben de quiénes se
tratan: quienes no lo conocen, pueden tener la oportunidad de reflexionar sobre el
destino de los recursos destinados al apoyo de cualquier comunidad en sus
propias localidades y, si es posible, actuar como vigilantes y observadores
ciudadanos para que sean destinados la totalidad de ellos para lo que fueron
creados, sin favoritismos de ninguna clase.
En el caso que nos
atañe, adolecemos de los tres elementos que señalé antes para evitar la
corrupción (del cual el favoritismo es una forma): el Instituto Queretano para
la Cultura y las Artes no tiene candados para impedir que los recursos de
APOYARTE se otorguen a los mismos beneficiarios (o a sus compañeros de trabajo)
año tras año: evidentemente, tampoco los artistas involucrados y los
funcionarios del IQCA poseen ética profesional ni personal; y, por último,
tampoco había habido denuncias ni rechazos abiertos a estas prácticas por parte
de la comunidad artística queretana. Por lo visto, lo único evidente del
descrédito en el que cayó este APOYARTE fue la casi nula presentación de
proyectos a concurso en los últimos años.
¿Qué nos queda?
Insistir en que se designen en esta nueva administración
estatal (que tuvo como lema principal de campaña la honestidad) al frente del
ICQA a personas con conocimiento del medio cultural y con ética profesional
probada y, por último, que no dejemos de alzar la voz, los integrantes de la
comunidad artística queretana, ante cualquier irregularidad que notemos en este
y en otros rubros.
Solo una institución y
funcionarios vigilados por ciudadanos serán capaces de cambiar las reglas del
juego para todas y todos, para que no ganen beneficios siempre los mismos.
Santiago
de Querétaro, Qro., a 18 de junio de 2015.
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