Esta es la historia de una derrota anticipada. De bandas de
ladrones de tarjetas de débito que actúan impunemente robando a pensionados y jubilados
de Banorte, por lo menos de ese banco, gracias a la protección que alcanzan con
la burocracia al echarse la bolita entre el MP federal y del MP estatal. La
derrota es mía, y de miles de pensionados y jubilados más como yo.
Primero, no se considera delito grave el delito patrimonial
sin daño físico. Y cuando se roba a miles
de usuarios sus pocos miles de pesos que reciben por sus años de
trabajo, aun cuando la sumatoria podría alcanzar millones de pesos, no se
cuenta porque son robos hormiga cuyos afectados no se han organizado todavía
para exigir un alto a esas bandas estafadoras, para empezar con un actuar más
contundente y responsable de las autoridades judiciales.
Ah, pero que no fuera un robo a una joyería, a una
reconocida cadena de supermercados, a una institución bancaria, porque entonces
sí, todas las patrullas acuden, toda la policía municipal y estatal se
moviliza, hasta la guardia nacional.
Yo fui una de las afectadas. Y me ha tocado, en realidad,
algo de suerte. Pues cuando fui a CONDUSEF en 2018 y el representante del
banco, en la audiencia después de meses de espera, me indicó que no había modo
de resarcirme el daño, la propia CONDUSEF me propuso que acudiera al Consejo de
la Judicatura Federal a demandar al banco. Lo hice y gané el juicio, después de
dos años, me regresaron el dinero perdido. Pero eso ya no se puede hacer
actualmente, pues según me dijo mi abogada, había tantos demandantes que se
sobrepasó a la institución y a partir de 2020 las puertas se cerraron, se negó
el servicio del Consejo de la Judicatura, a los afectados.
Cada vez que voy a Banorte y me encuentro con las fotos de los
delincuentes bancarios más buscados, en un cartel de la Fiscalía General de la
República, me da coraje, rabia. ¿Por qué no los han agarrado si ya incluso los
tienen identificados? Y yo identifico al ladrón en el póster que ponen en los bancos. Lo recuerdo sonriendo
mirándome a los ojos, yo sola en los cajeros de Banorte de Corregidora en el
centro histórico, en ese fatídico día,
rodeado de mujeres que me decían “venga a este cajero, éste si tiene efectivo”,
mientras yo inútilmente metía la tarjeta ya robada –igual que la mía, sólo que
sus números y chip diferentes- en los cajeros y tecleaba mi nip, con los ojos
de las cómplices detrás mío.
Y hoy fue la gota que derramó mi vaso. Me llegó un documento de la FGR (Fiscalía General de la República) en donde me dicen que han decidido no ejercer acción penal en mi caso. ¿Pero cómo iban a ejercer acción penal si nunca fueron ni siquiera a reconocer o conocer los videos del banco? ¿Si nunca me pidieron que identificara a los ladrones, siendo que ya habían sido identificados por ellos mismos como ladrones de tarjetas? ¿Si de seguro ha sido el destino de miles de expedientes de gente robada como a mí?
Y fui hoy mismo a la FGR. Pedí hablar con el Ministerio
Público que firmaba mi notificación, (encargado según la ley de reunir pruebas
del delito) y pude hablar con él. Le dije que estaba dispuesta a declarar a
quién reconocía como mi ladrón. Él ni siquiera sabía o conocía mi expediente.
Me dijo que no habían pedido el video del banco porque era un trámite judicial
(se supone que ellos son representantes del poder judicial). Que si en Condusef
me habían atendido. Le dije que sí, que hice juicio y lo gané. Entonces me dijo
que ya me habían resarcido el daño patrimonial. ¿Y los ladrones?, le pregunté,
¿van a permitir que sigan haciendo daño? Porque yo sé quién fue, lo reconozco
de las fotos que ustedes mismos han puesto en todos los bancos Banorte, por lo
menos de Querétaro. “Vengo a declarar
quién fue”.
Me pedía que lo escuchara, pero no atendía a mis razones.
Una cosa es que me hayan pagado lo que me robaron –por una minucia técnica que
identificó mi abogada, no porque el banco hubiese querido pagarme desde el “seguro
contra robos” que dicen tener- , y otra cosa muy distinta es poner un alto a
los ladrones de jubilados y pensionados. En eso está fallando la Fiscalía
General de la República, pues está dejando al “ahí se va”, los miles de casos
que le están llegando por gente como yo, solo porque fueron realizados sin violencia
o daños graves en lo físico. Logré que me fijara cita en próximo día para dar
mi declaración y me mostrara mi expediente. Yo sé que no hicieron nada para
investigar mi caso, en unos días lo voy a comprobar.
Y así es cómo, mediante el exceso de burocracia, la inacción
y la indolencia, se están dejando impunes para que sigan robando a estos
delincuentes. Es más, al no haber castigo a este delito, se favorece el
florecimiento de nuevos grupos y personas que ven en esta actividad una forma
fácil de ganar dinero sin trabajar.
Me queda redactar mi impotencia, describir mi situación y al
denunciar mi caso, ver si así contribuyo a que se haga algo al respecto para
los miles como yo, que todavía penan por las oficinas de la FGR y la CONDUSEF.
Ya el Consejo de la Judicatura Federal prefirió cerrar sus puertas para
nosotros, en lugar de conseguir más personal u otro tipo de apoyos.
Así es como se gestiona la impunidad en estos tiempos.
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(Crónica del robo del que fui objeto en marzo de 2018). Este escrito fue integrado a mi carpeta de investigación de la FGR.
CUIDADO, HAY UNA BANDA SUELTA DE LADRONES DE TARJETAS EN
QUERETARO
Anoche me robaron mi tarjeta de débito de manera no violenta
de un cajero automático del centro de Querétaro, Banorte de Corrregidora, a
media cuadra del Jardín Corregidora y donde se estacionan los tranvías
turísticos. Un experto en juego de manos me la cambió antes de que yo la
insertara en la máquina, so pretexto de que estaban descompuestos.
Yo llegué al cajero automático, estaba solo por fuera. Me
asomé y vi los cuatro cajeros ocupados.
Del lado izquierdo, un señor muy pegado a una señora, hacía fila. Yo hice como
el gesto de entrar y me dije que esa no era forma de hacer fila, quizá venía
con ella. El señor desde adentro volteó, me miró a los ojos y me sonrió. Yo me
quedé afuera y la señora salió y desocupó el cajero, entré y el señor me dijo
que no estaban funcionando bien. Yo saqué mi tarjeta y él se acercó, tomó
rápido mi tarjeta y la frotó, así se hace, mire, me dijo para que puedan
funcionar. Yo no solté mi tarjeta. Ahí cambió mi tarjeta por una inservible y
yo ni cuenta me dí.
¿Cómo me dejé engañar? En un segundo, una sonrisa y un
cierto apuro me pusieron en sus hábiles manos.
Luego debía saber mi nip. Me dijo que me pusiera de lado,
para que no me viera la cámara. Yo no le hice caso y volteé a ver si ahí
estaba, en ese momento se hizo para atrás. Pero seguía al pendiente de mí. Me
dijo que si no funcionaba, que tocara cancelar (del cajero) porque se podía
quedar con mi tarjeta y rápidamente tocó la tecla cancelar. Yo retiré mi
tarjeta y me fui a otro cajero. Entonces otra persona (una mujer de anchas
caderas) me dijo que no servían los cajeros, pero que otro (situado a la otra
orilla del cuarto que tenía cuatro cajeros) a lo mejor podía servir.
Yo fui ahí y metí la tarjeta que ya no era la mía, tecleé mi
nip y nada. Me dijo la misma señora pruebe en este, que era otro de en medio.
Lo hice y como tampoco me daba dinero les dije que a lo mejor había caído el sistema, que mejor
me retiraba. Siempre saqué la tarjeta oprimiendo cancelar.
Me fui aproximadamente a las 7:20 pm, caminando hacia la
presentación, pensando en qué hacer pues tenía el carro estacionado y yo no
traía más que 17 pesos sueltos, insuficientes para pagar el estacionamiento.
Tengo banca móvil, pero apagué el flujo de datos para
ahorrar megas. Dejé el cel abierto para llamadas únicamente.
Estuve en la presentación hasta las 9pm y me regresé al
cajero pensando que si se había caído el sistema, ya era hora de que se
repusiera. Metí la tarjeta y ahora no oprimí cancelar cuando no me dio dinero
ni reconoció el nip, El sistema me dijo que esa tarjeta había sido
inhabilitada. Ahí se me encendieron las luces de alarma.
Salí y activé los datos en el cel y me apareció una
disposición en efectivo de 7,200 pesos. Primero creí que me la habían clonado
en el cine, a donde fui a mediodía con mi hijo.
Regresé y me metí al Oxxo a preguntar que si podía sacar
efectivo, me dijeron que no tenían efectivo. Entonces recordé la “caída del
sistema” de los cajeros , dos horas antes, y caí en la cuenta de que mi tarjeta
me la habían cambiado, coordinando la
información con lo que el último cajero automático me dijo, que era tarjeta
inhabilitada. Observé bien la tarjeta que tenía en mi poder en ese momento, la
vi demasiado gastada, le di la vuelta y no tenía mi firma. Entonces hablé al 01
800 de Banorte para reportarla robada. Ahí me dijeron de los trámites que tenía
qué hacer. Eso fue a las 9:12 pm
Regresé al estacionamiento y les dije que solo tenía 17
pesos, me faltaban 10 pesos para poder sacar mi coche. Después de mucho alegar,
me perdonaron los 10 y salí hacia mi casa, a recoger e integrar el expediente
de mi tarjeta. Una vez hecho eso, salí en
el carro con mi hijo mayor Alán a buscar un MP abierto, en la Secretaría de
Seguridad Ciudadana de Pie de la Cuesta, pero todo estaba cerrado. Regresamos a
casa y hablé al 911, ahí me dijeron que hasta el día siguiente en horarios
hábiles de 9 am a 6 pm podía poner mi denuncia.
Volví a hablar al 01 800 de robos de Banorte, ahí me
explicaron con más detalle los procedimientos a seguir. Supuestamente no opera
el “blindaje” que hacen a las cuentas cuando no es robo con violencia o si la
tarjeta se gastó en comercios. Ninguno de los dos es mi caso.
Pero sí fue un robo, porque fue despojada sin mi consentimiento
de un bien que me pertenecía. Me quedé sin dinero para el resto de este mes.
EXIJO una investigación expedita, por mí y los demás
usuarios de bancos que pueden caer en manos de esta BANDA DELICTIVA, porque ese
señor no actuó solo.
QUE el banco me regrese mi dinero porque el robo ocurrió en
sus instalaciones. Para eso acudiré también a CONDUSEF.
SER TRATADA CON RESPETO y no culpabilizándome, como ya fue
en el 01800 del banco. El hecho de haber sido engañada no me hace menos víctima
de que un robo con violencia.
Esta carta la llevaré al MP, pero sí quiero hacerla pública
para que SE ANDEN CON CUIDADO. Querétaro no es tan seguro como dicen, y menos
CUANDO DEJAN QUE SIGAN SUELTOS LOS LADRONES.
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