martes, 6 de noviembre de 2012

Una gatita enferma



Una gatita me visitó anoche. Venía envuelta en una toalla naranja, sus ojos azules eran pacíficos. Inusitadamente tranquila, no reaccionó ante el brinco que dio mi perra cuando trató de agarrarla por una patita, en un perruno gesto entre juguetón, curioso y algo cazador.
Tiene agua en los pulmones, me dijo mi amiga con voz triste.  La recogió en el estacionamiento de la empresa donde trabaja. La veterinaria le dio antibióticos y predijo que estaría bien, si es bien atendida.
La gatita no quería salir del regazo de mi amiga, quien la traía como mamá cangurogato dentro de la chamarra.
Los gatos realmente enfermos no maúllan.

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