Una novela realizada en primera persona de un joven, Fran, que crece en las afueras más o menos adineradas de Madrid, en la que aparentemente sólo suceden cosas inconexas una de la otra, un devenir típico de un muchacho que vive solo con su madre.
Narra sus días y va tejiendo, con la ayuda de un amigo filósofo autodidacta, Alien, una visión de la vida que le ayuda a ir sorteando situaciones normales de todo adolescente: el divorcio de los padres, los primeros amores, el primer trabajo, la ausencia de un amigo. La novela es diferente a las que cuentan una historia y el hilo de la tensión te va llevando hasta terminarla. En Casi el Paraíso, suceden algunos acontecimientos que me llevaron a pensar que eran La Trama, pero el protagonista –la escritora- los pasó de largo y me quedé con poca cosa a qué aferrarme. Sólo las interesantes disquisiciones de este amigo filósofo, Alien, terminó dándole alguna razón de vivir al joven Fran dentro de su vida novelada y en la novela misma.
A pesar de la ausencia de un suceso puntual principal, la novela se sostuvo, por lo menos para mí. Esa situación no me impidió terminarla y por cierto con muy buen sabor de boca.
De las frases de Alien que retuve, pensadas con muchas vueltas por Fran, fue que quien llega a la adultez, a menudo se arrepiente de los sueños que no alcanzó a tener de joven. Pero sólo en la adultez se da cuenta de las posibilidades que la vida y el mundo tienen, cuando es más difícil o, si no imposible, luchar por lograrlas. Entonces Fran decide tener sueños y luchar por alcanzarlos siendo joven aún, lo cual al final logra.