Por Luz Angélica Colín.
Texto leído en viva voz por mi gran amiga Luz Angélica
Colín: escritora, poeta, locutora, titiritera y actriz queretana.
Presentación de Tierra minada en Santiago de Querétaro. Galería Libertad. 17 de noviembre del 2017.
Gonzalo Celorio, el gran editor, ensayista, narrador y
crítico literario mexicano, escribió:
“Amo los libros, su peso, su gravitación, su compañía, amo
las encuadernaciones españolas y las holandesas, los tejuelos de los lomos
venerables, las guardas florentinas que recogen el color de las maderas, amo la
nomenclatura editorial de versales y versalitas, medianiles, cajas y puntajes,
amo los exlibris, los cantos dorados de las biblias, los colofones, la
honestidad ruborizada de una fe de erras, amo mis libros los de camisa
almidonada y los más modestos, que me han acompañado a lo largo de mi vida, los
que han sufrido en sus páginas la cristalización amarillenta del tiempo y los
que todavía huelen a tinta, el santo olor de la tipografía, los intensos que
aún conservan su virginidad y los subrayados por mi devoción, los que se meten
sin permiso en las palabras que escribo, los que al cabo de tantas lecturas
parecen desintegrarse como pastillas de jabón, los que encuentro sin necesidad
de buscarlos porque he acudido a ellos tantas veces como a mis recuerdos más
antiguos, los guardo, los cuido, los clasifico, los ordeno, los subrayo, los
anoto, los acaricio, los celo, no los presto, pero los comparto ¡vaya que los
comparto! A compartir mis libros he dedicado mi vida, como escritor que habla
acaso más de lo que lee, que lo que escribe, como maestro que no ha hecho otra
cosa que contagiar el entusiasmo por la literatura, como editor ocasional que
ha tenido el privilegio de convertir un manuscrito en un libro vivo y circulante
como la sangre, cómo no compartir los libros si son ellos los que me han echado
a ganar la vida”.
Luz Angélica Colín y Anna Georgina St.Clair, en una entrevista en | Radio Querétaro. |
Durante la presentación de Tierra Minada | . |
Ella y yo hemos tejido nuestra amistad con granos de café
aromático mientras me cuenta que estuvo pintando portadas para sus libros,
mientras me dice que se asesora mediante programas y aplicaciones
computacionales que la hacen crecer metodológicamente. Anna Georgina no para,
nada la detiene. Ni sus gallinas ponedoras ni su gallo-perro, defensor de de
territorios que ahuyenta a los tlacuaches y a los gatos, se las ingenia para
dejar todo y salir con su coche rojo pasión como ella, hacia la carretera rumbo
a Kino para hacer la investigación que sustente su nueva novela, Tierra Minada.
Esta vez permanece varios meses, no los que tenía planeados, pero la situación
en Sonora la hace regresar antes de lo previsto. Es de noche, y la noche parece
más oscura cuando se viaja solo en coche miles de kilómetros: Hermosillo,
Navojoa, Los Mochis, Rosales, Tepic, Jalisco, León, finalmente Querétaro.
Llegar con la noche a vaciar la oscuridad percibida, los miedos ocultos, las
tensiones contenidas, el daño a la tierra, el disfraz gubernamental y las
sobadas arengas políticas. Sacar del corazón de la tierra en furgones de tinta
angustias, insomnios, injusticias, drama humano que poco o nada conmueve a la
autoridad. Producir una segunda versión de una novela terminada que no termina
de cuajar, por rigor, por disciplina, por pasión. Otra vez esa palabra que la
define en buena parte: pasión. Las negritas, cursivas y versales van
enredándose cuenta por cuenta en un hilo bien tejido, la historia finalmente se
revela y se aclara una estructura para narrar una pasión, una historia, la de
Catalina MacGreggor, escrita sin embages ni tapujos moralinos, con sexualidad
explícita y expresa, un personaje que la convoca como periodista cuyo legado no
niega en su escritura. Se revela también la historia de su niñez, la historia
de sus ancestros, el legado de quien vivió el amor por las minas. Ella creo que
no lo sabe, yo soy nieta de un lapidario, de un hombre que invocó a los dioses
en las entrañas de la tierra a lo largo de siete minas de ópalo. Nada es
casualidad, quizá las entrañas de la tierra saben cómo tejer sus artilugios y
en revesar los encuentros. Georgina como yo, deploramos también el daño salvaje
y atroz que se hace a la tierra. Eso nos une, nos hace estar aquí, invocando
otra pasión quizá tan fuerte como la raíz de la que se emerge en cada familia,
la pasión por las letras y la literatura.
En esta, su más reciente novela, en la contraportada puede
leerse:
“Esta es la historia de una huelga que termina extrañamente
bien. Acontece en Nacozari, pueblo minero sonorense. Cata, reportera del Verídico, visita el lugar durante el
evento y encuentra que la actividad cuprífera desencadena peligros que van más
allá de un bajo incremento salarial. La contaminación, el uso indiscriminado
del agua y la organización popular llegan hasta Hermosillo, en donde
actividades estatales y federales se ven forzadas a tomar decisiones cruciales.
Al mismo tiempo, ella se enfrenta a sus debilidades al ceder a las
insinuaciones amorosas de un colega director de una pequeña gaceta fronteriza.
Tierra minada es la tercera novela corta en donde la protagonista es Catalina
McGreggor, reportera de un pequeño periódico independiente en los años ochenta
del siglo XX, en el estado norteño de Sonora, México.
En la página 95 puede leerse como parte de su historia:
“Viví en Querétaro durante 28 años, tengo dos meses
radicando en Bahía de Kino, Sonora. Nací en 1962, me crié en Hermosillo, de
padre mexicano y madre y abuela suecas. He sido reportera, organizadora
política, representante electoral. Estudié música, física, pintura, letras
hispánicas, ciencias políticas y pedagogía.
Soy internauta y lectora ávida de novelas, cuentos y poesía.
Ardua viajera por la Repúbica, me plazco en fotografiar y publicar mis
hallazgos naturales y paisajísticos en las redes sociales. Junto con la
promoción de mis libros, he dado cursos de encuadernación manual”.
Es un placer escuchar de viva voz a Georgina hablándonos de
esta intensa novela: Tierra Minada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú ¿qué opinas?