![]() |
"Los has engañado, Jefe. Los has engañado a todos". |
Así, presencié cómo la comedia de la vida moderna se
desarrollaba en su más exagerada versión. Cómo la manipulación de las
inseguridades y los miedos convergían en la necesidad de las autoridades de “alinear”
a una conducta “adecuada y correcta” a los internos. Ello incluía el uso casi indiscriminado de
medicamentos que supuestamente les ayudarían a todo para lo que denotaban incapacidad: dormir, autocontrolar sus emociones más arrolladoras,
establecer relaciones armónicas con los demás, seguir horarios, etcétera.
El Jefe (de alguna semiextinta tribu indígena del
norte del continente americano) que es testigo
sordomudo por decisión propia y no por atributo físico, retrata en primera
persona a esta sociedad hiperindustrializada y moderna que, a cambio de total
sumisión y casi perfecta conducta, nos entregaría como premio supuestamente la
seguridad, el confort y la satisfacción de nuestros más caros anhelos. Pero ¡oh
decepción!, el sistema nos trae como burros tras la zanahoria, corre que tienes
qué llegar a tiempo, compórtate y te querrán tus cercanos, obedece y no serás
encarcelado, alíneate en esas casas de cartón que simulan concreto para que
sigas un horario y nos regales tu vida a cambio de unos pesos que te ayudarán a
seguir sobreviviendo.

De ahí que todavía se confina a la cárcel a
activistas sociales, políticos o ecológicos, junto con asesinos y depravados
sexuales, pues en ambos casos su presencia destruye el orden y el tejido social
convenientes para una perfectamente organizada sociedad industrial, claro,
desde la óptica de los dueños del poder económico y político.
Pero ¿qué sucede cuando ni siquiera ese tejido
social existe? Hablemos de nuestra sociedad mexicana actual, en donde la conveniente
actitud y capacitación para el trabajo de la población económicamente activa,
no garantiza la sobrevivencia personal y
menos familiar. Hablamos de una crisis de las estructuras y andamiaje social y
económico que caracterizaron al México del siglo XX. Ante la gran necesidad
económica, muchos se ven obligados a delinquir, siendo sólo los más capaces,
los mejor organizados, los más violentos (en el caso de estar fuera de la ley)
quienes logran los mejores frutos; o los
más corruptos y hábiles para robar sin ser detectados, en el caso de
empresarios y políticos.
Es como si de repente desapareciera el manicomio,
las enfermeras y los medicamentos. Como si no existiera un lugar más allá de
las rejas contra el cual pelear, como si no hubiese castigo para las conductas
que atentan contra la vida de los demás y como si ni siquiera existiese una
sociedad rígida (en el caso de la novela, personificada por la Gran Enfermera)
qué cuestionar.
El Jefe, nos relata la novela, ha pasado por épocas
terribles en su vida, desde pelear en el frente en la guerra, hasta trabajar en
plataformas petroleras, pero lo más terrible de su situación es la sensación de
no pertenencia, es la pérdida de su hábitat natural que a su grupo originario y
familiar les arrebataron por unos cuantos dólares. Es el haber sido arrancado
de su tierra y cultura propias del que eran dueños por generaciones, y
trasplantados a la tierra de todos y de nadie que es la gran ciudad.
Pero el grupo de los internos menos afectados, denominado
los Agudos, se integra a la rebeldía y amor por la vida de McMurphy, el
expresidiario. El Jefe poco a poco regresa de sus ensoñaciones con las que
revivía su dolor y, como los demás, toma fuerzas para tomar en sus manos su
futuro, despojándoselo al sistema, Tinglado como él lo denomina.
![]() |
Escena de "Atrapado sin salida" (1975). |
Leí con gusto, enojo, risa y tristeza la novela. Me
llevó de la mano por todos esas emociones. De repente me
pareció repetitiva y lenta, sobre todo a la mitad, pero tuve paciencia y
nuevamente me sorprendieron muchos acontecimientos que me tuvieron muy aferrada.
Busqué
en internet y no tardé en encontrar la película online, con Jack Nickolson como
protagonista, realizada en 1975 y dirigida por Milos Forman. En español la
titularon “Atrapados sin salida”. Me
gustó la adaptación, aunque la riqueza de la visión del Jefe no la retomaron y
solo se enfocaron en el revuelo que la estancia de MacMurphy levantó en el psiquiátrico.
Creo que la cinta se ganó a pulso los cinco Óscares: Óscar a la mejor película, Óscar al
mejor director (Miloš Forman), Óscar al mejor actor (Jack
Nicholson), Óscar a la mejor actriz (Louise Fletcher) , y
el Óscar al mejor guión adaptado.
Si la quieres leer, el vínculo es éste y
la puedes descargar directamente. Asimismo, este
es para la película.