¡Qué serie de reportajes!
El libro me encantó, absorbió, asqueó, desesperó, generó compasión y rechazo, angustia y lástima. Me provocó comparar la situación pos-soviética y el remolino de acontecimientos desastrosos en los que estamos inmersos en México, y no estamos tan lejos de un derrumbe nacional al estilo siglo XXI, algunos signos ya se nos notan: mafias, desintegración institucional, rampante corrupción, y lo peor, tolerancia social creciente a la destrucción política, social y humana de nuestra sociedad.
El libro me encantó, absorbió, asqueó, desesperó, generó compasión y rechazo, angustia y lástima. Me provocó comparar la situación pos-soviética y el remolino de acontecimientos desastrosos en los que estamos inmersos en México, y no estamos tan lejos de un derrumbe nacional al estilo siglo XXI, algunos signos ya se nos notan: mafias, desintegración institucional, rampante corrupción, y lo peor, tolerancia social creciente a la destrucción política, social y humana de nuestra sociedad.
Me dieron ganas de viajar y reportear así como Jacek.
El autor, polaco, aprende en cabeza ajena, compara la situación rusa con la polaca, pues sus reportajes están hechos para publicarse en su país.
Vivió y auscultó, en nueve años, los principales problemas de los países de conformaron la URSS; habla con sus afectados, estudiosos, activistas, partícipes, y nos ofrece piezas de una quilt que conforman un todo multicolor y armónico en forma de libro.
Entre los textos se encuentra la descripción de un viaje por tierra que duró varios meses, entre Moscú y Vladivostok, en la costa del Pacífico frente a Japón. Se detuvo y acudió a cada lugar, por más lejano que pareciera, guiado por su curiosidad y los decires de sus entrevistados, para conocer de cerca las diversas situaciones de su interés.
Conocemos así de viva voz la vida y opiniones de científicos, sociólogos, amas de casa, maestras, pastores de rebaños de renos, médicos forenses, drogadictos y alcohólicos, antropólogos, sobrevivientes de gulag, hijos de muertos en los gulags, miembros de pueblos originarios casi extintos, defensores de derechos humanos, mujeres que huyeron de la trata de blancas, personas infectadas con VIH, padres de niños discapacitados, generales retirados, exagentes de la KGB ahora exitosos empresarios, miembros de gobiernos de nacientes países. De los principales actores del país, solo le faltó entrevistar a algún jefe de mafia que hablara la neta de cómo hacía las cosas.
Otro de los ejes que guían los temas del libro es un texto futurista escrito en 1957 por varios científicos rusos destacados. Ahí preveían, dentro de 50 años, un mundo sin dolor, sin pobreza, sin diferencias sociales, sin enfermedades, gracias a los avances de la ciencia. Jacek va contrastando las optimistas predicciones con la lúgubre realidad pos-soviética. Incluso llegó a conocer al último científico vivo que participó en el ensayo, mismo que recibió el premio Nobel de Física en 2003.
Desde su silla de ruedas, éste indicó que a su juicio, el error cometido en estos cincuenta años fue la construcción del “horrible” sistema soviético.
¿Un logro humano asombroso y extraordinario en estos cincuenta años?
—El amor — dijo con ojos de ternura a su esposa, su cuidadora (1).
LA TRADUCCIÓN
Supe de este texto por la promoción que su traductora del polaco, Anna Styczynska, realizó en la radio en Querétaro, en noviembre del 2014. Su labor como traductora fue más allá de una conversión lingüística: tradujo al español del centro de México el espíritu rebelde y/o formal de sus entrevistados, eliminando la neutralidad del idioma español, que ella plantea es una forma de dominación cultural. Así, quienes habitamos este tipo de lenguaje entendimos el argot moscovita; solo en una o dos frases, la traducción no encajaba en el contexto que estaba descrito, a mi gusto. Lo cual es un logro considerable frente a las 327 páginas de texto a letra mediana que se aventó a traducir. Felicidades por este esfuerzo y por traernos la realidad pos-soviética con su terrible fuerza y desesperanza, a pesar del amor que por ahí parece asomarse a veces.
Nosotros los mexicanos también podemos extraer muchas enseñanzas de estas vidas —no tan —ajenas.
El autor, polaco, aprende en cabeza ajena, compara la situación rusa con la polaca, pues sus reportajes están hechos para publicarse en su país.
Vivió y auscultó, en nueve años, los principales problemas de los países de conformaron la URSS; habla con sus afectados, estudiosos, activistas, partícipes, y nos ofrece piezas de una quilt que conforman un todo multicolor y armónico en forma de libro.
Entre los textos se encuentra la descripción de un viaje por tierra que duró varios meses, entre Moscú y Vladivostok, en la costa del Pacífico frente a Japón. Se detuvo y acudió a cada lugar, por más lejano que pareciera, guiado por su curiosidad y los decires de sus entrevistados, para conocer de cerca las diversas situaciones de su interés.
Conocemos así de viva voz la vida y opiniones de científicos, sociólogos, amas de casa, maestras, pastores de rebaños de renos, médicos forenses, drogadictos y alcohólicos, antropólogos, sobrevivientes de gulag, hijos de muertos en los gulags, miembros de pueblos originarios casi extintos, defensores de derechos humanos, mujeres que huyeron de la trata de blancas, personas infectadas con VIH, padres de niños discapacitados, generales retirados, exagentes de la KGB ahora exitosos empresarios, miembros de gobiernos de nacientes países. De los principales actores del país, solo le faltó entrevistar a algún jefe de mafia que hablara la neta de cómo hacía las cosas.
Otro de los ejes que guían los temas del libro es un texto futurista escrito en 1957 por varios científicos rusos destacados. Ahí preveían, dentro de 50 años, un mundo sin dolor, sin pobreza, sin diferencias sociales, sin enfermedades, gracias a los avances de la ciencia. Jacek va contrastando las optimistas predicciones con la lúgubre realidad pos-soviética. Incluso llegó a conocer al último científico vivo que participó en el ensayo, mismo que recibió el premio Nobel de Física en 2003.
Desde su silla de ruedas, éste indicó que a su juicio, el error cometido en estos cincuenta años fue la construcción del “horrible” sistema soviético.
¿Un logro humano asombroso y extraordinario en estos cincuenta años?
—El amor — dijo con ojos de ternura a su esposa, su cuidadora (1).
LA TRADUCCIÓN
Supe de este texto por la promoción que su traductora del polaco, Anna Styczynska, realizó en la radio en Querétaro, en noviembre del 2014. Su labor como traductora fue más allá de una conversión lingüística: tradujo al español del centro de México el espíritu rebelde y/o formal de sus entrevistados, eliminando la neutralidad del idioma español, que ella plantea es una forma de dominación cultural. Así, quienes habitamos este tipo de lenguaje entendimos el argot moscovita; solo en una o dos frases, la traducción no encajaba en el contexto que estaba descrito, a mi gusto. Lo cual es un logro considerable frente a las 327 páginas de texto a letra mediana que se aventó a traducir. Felicidades por este esfuerzo y por traernos la realidad pos-soviética con su terrible fuerza y desesperanza, a pesar del amor que por ahí parece asomarse a veces.
Nosotros los mexicanos también podemos extraer muchas enseñanzas de estas vidas —no tan —ajenas.
(1) Parafraseado.
Hugo-Bader, Jacek. La fiebre Blanca. la mirada salvaje/ surplus. Santiago de Querétaro, México, 2014.
Hugo-Bader, Jacek. La fiebre Blanca. la mirada salvaje/ surplus. Santiago de Querétaro, México, 2014.