jueves, 11 de febrero de 2016

El mejor aliento para escribir viene de las presentaciones públicas (Avatares de la autoedición en papel y en línea. Última y 5ta. parte)



Para todos aquellos que me han ayudado a dar a conocer mis libros.
 Para Beatriz Aldaco, por las pérdidas y las recuperaciones. 

He descubierto que el no abandonar la escritura depende de fortalecerme cíclicamente con presentaciones en público, en vivo (incluyendo radio y tv), de mis libros. Esa es mi forma de retenerme en esta a veces ingrata labor. Y digo ingrata porque, empezando con la aguijoneante autocrítica, hay muchos factores (negros buitres destructivos) que a veces me detienen y me han hecho pensar en no seguir escribiendo sino en dedicarme a cualquier otra cosa.
Quizá quienes no gusten de mis textos se vean fortalecidos y exclamen "¡por fin decidió ya no insistir!", "¡le haría un favor al mundo si deja de producir!"... pero siempre salen los dichos para alentarme y no dejarme abandonada en el más absoluto silencio en el que me sumí durante dos décadas después de mis primeros y juveniles intentos por convertirme en escritora.
"Siempre hay un roto para un descosido".
"Nunca le vas a dar gusto a todos".
Y otros como este que me rondan a mi favor cada vez que me decido a Hacer (en el sentido amplio de la palabra) un libro. Sé que cuento con el apoyo de mis amigos y familiares y de seguidores, pero el proceso de escribirlo, corregirlo, editarlo, imprimirlo, coserlo y encuadernarlo a mano requiere muchas porras pues es largo y laborioso, además de solitario. Y éstas no las encontré en el facebook, ni en este blog, menos en goodreads o amazon. Las encontré en vivo, pero no en los pocos talleres literarios a los que he asistido, sino en las presentaciones y lecturas colectivas o individuales de mis libros.
¿Por qué? Porque ahí tienes a las personas, a los escuchas y/o lectores, cien por ciento dedicados a lo que tienes qué compartirles. Son personas que han acudido a ese encuentro o presentación literaria porque les gusta la creación literaria. Han dejado otras cosas sin hacer por estar ahí, frente a tí, para ver lo que tienes qué decir. O están sintonizando la radio o tv con atención. Es un honor contar con su atención ahí, en tiempo real. Por eso, a donde me invitan, si puedo ir, voy.
Y eso siempre me alimenta, me alienta.
He visto con admiración la voluntad de generar espacios para la reflexión y la palabra escrita y hablada, en los organizadores de las presentaciones, series radiales,  donde he participado. Un gusto por la cultura, una mirada que trasciende lo comercial y lo efímero de lo banal, de las modas, de la basura mediática generada para crear insatisfacciones y atrofiar la creatividad y el talento.
Me he convertido en  fiel admiradora de estas personas: hablo de directores de bibliotecas, gerentes de pequeñas librerías, dueños de cafés que prestan libros, encargados de casas de la cultura, promotores de cultura en comunidades y escuelas, responsables de pequeños espacios que generosamente los abren para que quienes nos dedicamos a escribir, tengamos un foro en dónde ser escuchados y escuchar.
Y qué decir de las radios en donde me ha tocado ser entrevistada: personas que altruistamente donan su tiempo para que otros tengan voz, sin afán de lucro más que la de explayar los horizontes de los oyentes.
Es la presencia física, la escucha humana y el intercambio de sentires lo que me alienta a seguir con este camino.Es mi parte que necesita retroalimentación de mis escritos,  la que se ve abonada.
Y no solo son los asistentes. Conforman un escenario único y especial también los lugares: he estado en calles, parques acuáticos, casas de cultura, galerías-café, bibliotecas, salones conventuales de la colonia española, cafés-bibliotecas, casas de amig@s, escuelas secundarias, universidades, auditorios de instituciones de educación superior, plazas principales de pueblos y kioskos. Todos ellos son parte del ambiente que se genera cuando se da lectura a la expresión propia.
Y para crecer como creadora seguiré necesitando de toda la aprobación posible, por más que me digan que la crítica negativa, o el rechazo, o la indiferencia, también ayudan a crecer.
Apenas así equilibro con este monstruo interior que de repente se las quiere dar de mandamás en mis actos, que detiene mis manos y pensamiento para seguir. Sé que echarle aire, dejar que le dé el sol, ayuda a hacerlo pequeño, lo cual es uno de los objetivos de este escrito.
¡Hasta la próxima!


2 comentarios:

  1. Oye Anna y yo que te he seguido y yo que te he tenido cerca , ni siquiera imaginaba de tus temores y conflictos interiores. Como siempre estas tan contenta, como siempre eres una persona muy positiva y motivadora de tu tía Bere , pues yo doy por hecho que eres muy feliz , que tus libros son mágicos y que seguirás escribiendo para siempre. Te lo digo hoy que te admiro, que valoro muchísimo tu automotivacion a seguir escribiendo y que siempre tendrás en mi un apoyo , mira Anna los conflictos nunca se acaban , solo se transforman con la edad, tu talento como escritora esta a todos nuestros ojos y aprovecha las Musas que solo por hoy te visitan , luego se van y no regresan , Animo !que queremos seguirte viendo en las presentaciones de tus libros , encantada con tus lectores y satisfecha de tus logros !!

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  2. Lindas palabras, Don Clito. Gracias por tu apoyo!!!

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