martes, 9 de junio de 2015

Ahí estaba

Crucé la puerta del dolor
y ahí estaba    sonriente    brillante
el camino extraño
del tiempo sin rutinas
     del escarbamiento de las posibilidades
     la exploración de lo mil veces visto
ese sueño donde observo los recuerdos tuyos
     y no lloro.

Libre de la compasión excesiva
     que me arrastraba a hacerme daño
     invisible daga que mis manos empujaban
     hacia mi pecho
no siento lástimas inútiles
ante el horror social que presencio. 

Quizá me he endurecido
      pero apenas así puedo seguir
es una coraza de vida     es barro
      no me derrito ante la miseria ajena.

Soy una con  quienes
    esperanzadora      profundamente
crean cosas pensando
que alguien abrirá sus cajas
y habrá un mañana esplendoroso
vital     alegre   fértil
después de tantos entierros y tormentas.

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