domingo, 20 de abril de 2014

Ser hija de una madre indómita

Ser hija de una madre indómita
tiene sus riesgos 
ella te llama desde la otra orilla
del barranco
como si fuera tan fácil
colgarse de las lianas o caminar
       sobre una cuerda
su voz no tierna 
entre sueños
    desprende gajos de su entereza
tranquila
como fiera en reposo
digiriendo alguna presa

Entonces idea
el juego a los setenta años
       es resurreción y sendero
no importan los instructivos
       ni la blandura de un halago
ni los hospitales o el dolor
un bastón basta
para caminar hasta la puerta
derramar vida y dejarla crecer
       desde las entrañas

Hay que verla
retozar entre las plantas
los peces le enseñaron a vivir con poco
solo maravíllate
el instinto es un surco entre la maleza
y en cuatro patas
deberás seguir el tuyo

viernes, 18 de abril de 2014

A propósito de una crítica feminista a la literatura de Gabriel García Márquez: la libertad de escribir y la política.

Posteé en Facebook una crítica feminista a la literatura de Gabriel García Márquez. Decía que sus textos eran patriarcales, que incitaba a la pedofilia y que las mujeres en sus textos son sumisas, sacrificadas y matronales (en caso de ser adultas). Puedes leer toda la crítica aquí: http://revistareplicante.com/cien-anos-de-misoginia/
Mi tutora de taller levreriano, la escritora Carmen Simón, comentó que "cómo podemos juzgar moralmente al hombre que escribe por lo que escribe. Vamos, se les ha olvidado la palabra "ficción". Si no te gusta, no lo leas. Pero de ahí a saltar a la persona, está fuera de lugar. Recuerdo cuando a Bukowski lo quisieron linchar un grupo de mujeres por maltratador, ficticio, claro. Qué ignorancia".
Estos comentarios me dejaron pensando. Creo que hay varias libertades que debemos defender aquí, y en eso estamos todos de acuerdo.
La primera, y la fundamental, es la libertad del escritor. ¿Debe servir la literatura a un fin "exterior" determinado, o solo a ella  misma? ¿Debe coartarse  el escritor en su libertad de expresión, para hacerla coincidir con alguna ideología a la que sea afín? Creo que no. 
El escritor, al expresarse está reflejando su realidad personal y social, solo con el ánimo de crear un objeto atractivo artísticamente hablando, como fin prioritario. Si con eso se transforma la visión del mundo del lector, será como consecuencia de la sinceridad y de la habilidad de expresión del artista. 
Si se tratara de transformar la realidad, nada mejor que la actividad política directa, sin necesidad de hacer pasar por literatura los manifiestos políticos. Y cuando ello se pretende, aparecen obras falsas, lacrimógenas o de plano muy malas. El realismo socialista es un buen ejemplo de este fracaso de alienar arte e ideología. 
La segunda libertad que necesitamos tener es la de los críticos. Una crítica que desde alguna -cualquiera- posición política o ética que se haga de una obra literaria, debe tener absoluta libertad. Libertad para juzgar, evaluar, comentar o analizar una obra literaria. Con la misma que tiene un escritor al escribirla. Ya estará en los lectores de los críticos, y en los autores de las obras literarias, juzgar si están o no de acuerdo con lo asentado. Pero ya lo decía mi amigo Julio Caballero, los críticos son necesarios, para bien o para mal, para la literatura. Nos dan pistas, nos enseñan recovecos, nos analizan o nos censuran, y, a los escritores, nos señalan que existimos. Más vale ser criticados que ignorados.
Y finalmente la libertad del lector, que aunque está condicionada por la accesibilidad y conocimiento que pueda tener de la producción literaria en general, es la que más se ejerce. Los medios informáticos nos han puesto en una increíble disposición de muchísima literatura a la que se accede gratuitamente o mediante un arreglo económico. Los lectores, entonces, nos guiamos por nuestro soberano gusto y es difícil que se nos coarte en nuestra libertad de elección. Quizá es, hasta ahora, la libertad que más se ha ampliado en esta era cibernética.
Otro punto interesante que me interesa resaltar es el vínculo que pudiera existir entre el contenido de las obras literarias y la filiación política del escritor. No se puede juzgar una obra a partir de la actividad política de su autor, como tampoco una actividad "políticamente congruente" (lo que sea que signifique) es garantía de una buena producción literaria.
Son dos ámbitos de acción y creación humanas que se tocan en varios puntos pero que poseen códigos distintos.
 Juan Bosch, pionero en la literatura localista de la R. Dominicana y autor de uno de los más bellos decálogos en el arte de escribir cuentos ( http://www.literatura.us/juanbosch/apuntes.html ), planteó que la política y la literatura no pueden mezclarse, que son dos pasiones de tiempo completo muy celosas. Lo dijo alguien que, al vivir exiliado por motivos políticos de su patria, se dedicó a escribir una importante obra. Varios años después, al ser llamado a su país para ser proclamado presidente, dejó de hacer literatura para siempre. Se dedicó a implementar valiosísimas políticas a favor del desarrollo social, democrático y ecológico de su país. Para conocer a fondo la historia de este gran personaje, consulta http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bosch .
Foto tomada del sitio http://www.almomento.net/articulo/161118/
Por cierto, Gabriel García Márquez fue alumno tallerista de Bosch en Caracas Venezuela y se hicieron amigos desde entonces. Un artículo interesante al respecto lo puedes ver aquí : http://www.almomento.net/articulo/161118/Gabriel-Garcia-Marquez-en-los-70-anos-de-Juan-Bosch

Por mi parte, leí a García Márquez por primera vez en la preparatoria: inicié "Cien años de soledad" con dificultad, luego entré al asombro y por último al júbilo, ese que algunas obras de arte me provocan. Después leí , cursando Letras Hispánicas de la UniSon,  "El Coronel no tiene quién le escriba" y "El amor en los tiempos del cólera"; me parecieron novelas subsecuentes no tan excelsas como la primera. Veinte años después hojeé "Memoria de mis putas tristes", (que estaba en manos de un allegado que gustaba de las prostitutas, por cierto), y no me gustó, no me atrajo. 

Pero atendiendo a las doctas reflexiones de mi amiga Argentina Casanova, ya bajé de internet "La Amortajada", de la chilena María Luisa Bombal, quien junto con Elena Garro de "Los recuerdos del porvenir", fueron precursoras del realismo mágico latinoamericano. Como lectora libre, decido que ellas me atraen para leerlas ahora, más que el querido y multicitado Gabo.
Si me impactan lo suficiente, y no me siento indigna de comentarlas (que también me sucede con algunos clásicos que leo), les prometo una reseña. 


martes, 15 de abril de 2014

Los seres humanos ante la fatalidad: "La peste", de Albert Camus.

Acabo de llegar al final de "La Peste"*, texto que habla de la naturaleza humana frente al dolor, al destino de una enfermedad que escogió aleatoriamente a quién prodigar su mortífera influencia.
La ciudad, denominada Oran "una prefectura francesa ubicada en la costa argelina",  a las orillas del Mediterráneo, termina siendo uno más de los personajes de la novela.
Mapa de Orán, Argelia, y su ubicación en el Mar Mediterráneo.
Como toda obra maestra, la novela tiene múltiples enfoques. La historia se enfoca en el devenir ético y emocional de algunos personajes clave. Ellos estuvieron insertados en la evolución general de la Peste que, como un ser vivo, nació, creció, se desarrolló y murió.  Y, como la muerte, no distinguió a los débiles de los fuertes, a pobres de los ricos, a letrados o iletrados, jóvenes o viejos.
Sin más antídoto que un suero casero y tardío, el lector es testigo de la fatalidad y de las reacciones de sus habitantes ante ésta, así como de la necesaria separación que las brigadas sanitarias, encabezadas por el médico Rieux, imponen a los familiares afectados.
Asimismo, da cuenta de cómo la ciudad es, a su vez, aislada del exterior, para impedir que la peste sea propagada a la región. Asi, también la ciudad entra en cuarentena, imponiendo nuevos hábitos y transformando las visiones humanas del futuro, del pasado, del presente.
El devenir azaroso de la Peste hace dudar a los pobladores de la existencia del Dios católico. El propio sacerdote  del pueblo muestra un creciente escepticismo, imagen de las deslucientes creencias de sus feligreses. Esta duda de la fe se expone en su máxima expresión en la última homilía del clérigo, que sucumbe poco después presa de las mismas fiebres y delirios apestados de los demás.
Vemos cómo los habitantes viven, según sus creencias y posición social, toda la gama de emociones que experimentamos los humanos ante la fatalidad y las pérdidas: tristeza, negación, terror, vergüenza, culpa, desesperación, fastidio, avaricia, sometimiento y, por último, júbilo, locura, resignación y... olvido.

Si quieres leerla digitalizada, este es el vínculo:
http://posgrado.upeu.edu.pe/epgvirtual/documentos/doctorado/peste.pdf


*Camus, Albert. La peste. (1947). Editorial Sur S.A.  España 1995. (Digitalizada por alianah y el_gato para biblioteca_irc).



jueves, 10 de abril de 2014

"De sus piernas en mi cuello", de Romina Cazón, para amar más a las mujeres y a los hombres (apuntes de mi diario).

El libro de Romina, "De sus piernas en mi cuello"*,   amplió mi amor por las mujeres. Las vi diferente, no con la tijera y moldes de la publicidad (gorda, chaparra, mal vestida, etc.), sino con ojos que ven la belleza de un andar seguro,  una sonrisa franca,  un apuro interesante.
Como vividora de vidas ajenas que soy, a veces trato de pensar como (El) hombre que estoy observando y sí, pierdo -se diluye- en mí la identidad de género. Me pregunto qué mas soy además de mi pensamiento y cuerpo y vida, y me entiendo más como un espejo que refleja a otr@s, más que un solo ser singular. ¿Será que soy un ser social conectado más allá de lo visible con mis congéneres (en cuanto a lo humano, no en cuanto a lo femenino)? ¿Será que me siento parte hasta de los cerros que rodean mi ciudad y de las estrellas que alcanzo a ver cuando no hay luna en este seco cielo primaveral?
Y sí, me conecto con quienes me dan la oportunidad de conocerlos, y termino tratando de pensar como ellos.
Así me pasó con Romina. Ella nos abre su espacio íntimo. Nos permite ver el mundo con sus ojos, sus emociones, sus deseos trasplantados a una primera, segunda, tercera persona, joven o madura, hombre o mujer.
Tod@s buscamos a LA madre, a EL padre. Nuestra experiencia común nos identifica como víctimas de violación sexual o, por lo menos, como testigos indirectos de alguna; con embarazos no deseados, y con la monótona vida de una madresposa (a decir de Marcela Ugalde) al cuidado de niños chiquitos con un compañero ausente.
Y también a much@s se nos antojan los hombres, no solo para su papel sexual tradicional (la PENEtración) sino para ser "cogidos". El exceso de información visual sexual nos ha llenado la cabeza de "perversiones" (tradicionalmente hablando). Desde otro punto de vista más abierto y menos puritano, nos ha potenciado la capacidad de fantasear la acción, y con ello enriquecido una noción cuadrada de las relaciones humanas, imaginativas o no.
Así que si quieres ampliar tu criterio, te invito a leer su texto. Acude a ella y te lo hará llegar: https://www.facebook.com/romina.cazon1
Mientras, yo le doy las gracias por tan placentero viaje literario.


*Romina Cazón. De sus piernas en mi cuello.  Comunica México Ediciones. México 2012.

viernes, 4 de abril de 2014

La mala calidad de la Educación Especial en México: un caso personal.

De repente llegué a un momento de mi vida en que parecía que mis ilusiones se hacian realidad, en que los planes a futuro se concretaban y todos mis esfuerzos parecía que darían frutos esplendorosos. Entonces, nada más eufórico como la ilusión de una fantasía hecha realidad, pero para algo tengo razonamiento, y pies en la tierra, y cuestionamiento a todo, y emociones e intuiciones que me guían.
El choque puede ser tremendo,  al comparar la fantasía con la realidad. Y asimilar la nueva información que el mundo te entrega, a veces no es fácil.
Asi me sucedió en días pasados. Me informaron de una escuela pública, para jóvenes con discapacidad mental, en donde mi hijo podría aprender una habilidad manual y lo capacitarían para trabajar en empresas, incluso que tenían convenio con tres conocidas firmas de la ciudad.
Acudí a la escuela, me dieron una  segunda cita después con mi hijo. Cuál va siendo mi sorpresa de encontrarme con una directora déspota, malencarada y exigente, que nos asustó tanto a mi hijo como a mí. A él se le notó mucho más, pues una característica que tiene es una gran sensibilidad que le provoca temor ante situaciones o personas no conocidas. El temor le lleva a huir, cosa que hizo, de la oficina de la directora.
Yo también reaccioné, de manera cortés aunque no dejada, tal y como siempre me he preciado de serlo, aunque de modo retardado.
Pasé de la ilusión, al horror. ¿Cómo es posible que una directora de un centro para jóvenes especiales me recrimine que mi hijo sea autista (cosa que no lo es), que no le haya dicho en mi primera entrevista que era autista (nunca hablé con ellá, hablé con su secretaria y rápido)? Casi me exigió que mi hijo entrara inmediatamente al centro, pues para agosto "quién sabe" si me tocaría lugar.
Si, fui recomendada por un funcionario público, quizá por eso estaba enojada, pero ¿yo y mi hijo qué culpa teníamos?
Terminé indicándole a la directora que pensaría si entraba o no en los términos que ella me planteaba, y ella me entregó un documento sobre la disciplina en casa, como si la reacción de miedo de mi hijo fuera cuestión de mal comportamiento (claro, siempre el problema de estos hijos es la madre o ambos padres).
Pasé del susto al enojo, luego a la ira, al llanto... Y finalmente al análisis. En un país con una de las tasas de desigualdades más grandes del mundo, con un presupuesto siempre a la baja para educación pública, ¿que se puede esperar del apoyo que le puedan brindar a los jóvenes con discapacidad mental?
En un Estado, el de Querétaro, en donde se tiene uno de los niveles educativos más bajos del país, ¿qué se puede esperar de los maestros de instrucción especial? ¿Qué se puede esperar de un sistema casi colapsado por la grandísima demanda de educación pública que existe, que de hecho no alcanza a cubrir a la población infantil del estado y debe "complementarse" con la educación privada, a costa de los bolsillos de las familias?
Si, las ilusiones de una capacitación digna para mi hijo se cayeron, por lo menos por esa institución. La verdad, me llevó varios días salir de mi enojo y frustración y asimilar que mi hijo no puede estar en un ambiente dirigido por personas así.
Me queda el orgullo de haber decidido no exponer a mi hijo a situaciones forzadas en donde sé que estará muy mal, aunque me hayan platicado cosas de ese lugar que parecía el Non plus ultra adaptador de los jóvenes con discapacidad. SON MENTIRAS.