martes, 23 de diciembre de 2014

La fiebre Blanca, de Jacek Hugo-Bader



¡Qué serie de reportajes! 
El libro me encantó, absorbió, asqueó, desesperó,  generó compasión y rechazo, angustia y lástima. Me provocó comparar la situación pos-soviética y el remolino de acontecimientos desastrosos en los que estamos inmersos en México, y no estamos tan lejos de un derrumbe nacional al estilo siglo XXI, algunos signos ya se nos notan: mafias, desintegración institucional, rampante corrupción, y lo peor, tolerancia social creciente a la destrucción política, social y humana de nuestra sociedad.

Me dieron ganas de viajar y reportear así como Jacek. 

El autor, polaco, aprende en cabeza ajena, compara la situación rusa con la polaca, pues sus reportajes están hechos para publicarse en su país.
Vivió y auscultó, en nueve años, los principales problemas de los países de conformaron la URSS; habla con sus afectados, estudiosos, activistas, partícipes, y nos ofrece piezas de una quilt que conforman un todo multicolor y armónico en forma de libro.

Entre los textos se encuentra la descripción de un viaje por tierra que duró varios meses, entre Moscú y Vladivostok, en la costa del Pacífico frente a Japón. Se detuvo y acudió a cada lugar, por más lejano que pareciera, guiado por su curiosidad y los decires de sus entrevistados, para conocer de cerca las diversas situaciones de su interés.

Conocemos así de viva voz la vida y opiniones de científicos, sociólogos, amas de casa, maestras, pastores de rebaños de renos, médicos forenses, drogadictos y alcohólicos, antropólogos, sobrevivientes de gulag, hijos de muertos en los gulags, miembros de pueblos originarios casi extintos, defensores de derechos humanos, mujeres que huyeron de la trata de blancas, personas infectadas con VIH, padres de niños discapacitados, generales retirados, exagentes de la KGB ahora exitosos empresarios, miembros de gobiernos de nacientes países. De los principales actores del país, solo le faltó entrevistar a algún jefe de mafia que hablara la neta de cómo hacía las cosas.

Otro de los ejes que guían los temas del libro es un texto futurista escrito en 1957 por varios científicos rusos destacados. Ahí preveían, dentro de 50 años, un mundo sin dolor, sin pobreza, sin diferencias sociales, sin enfermedades, gracias a los avances de la ciencia. Jacek va contrastando las optimistas predicciones con la lúgubre realidad pos-soviética. Incluso llegó a conocer al último científico vivo que participó en el ensayo, mismo que recibió el premio Nobel de Física en 2003.

Desde su silla de ruedas, éste indicó que a su juicio, el error cometido en estos cincuenta años fue la construcción del “horrible” sistema soviético.

¿Un logro humano asombroso y extraordinario en estos cincuenta años?


—El amor — dijo con ojos de ternura a su esposa, su cuidadora  (1).


LA TRADUCCIÓN

Supe de este texto por la promoción que su traductora del polaco, Anna Styczynska, realizó en la radio en Querétaro, en noviembre del 2014. Su labor como traductora fue más allá de una conversión lingüística: tradujo al español del centro de México el espíritu rebelde y/o formal de sus entrevistados, eliminando la neutralidad del idioma español, que ella plantea es una forma de dominación cultural. Así, quienes habitamos este tipo de lenguaje entendimos el argot moscovita; solo en una o dos frases, la traducción no encajaba en el contexto que estaba descrito, a mi gusto. Lo cual es un logro considerable frente a las 327 páginas de texto a letra mediana que se aventó a traducir. Felicidades por este esfuerzo y por traernos la realidad pos-soviética con su terrible fuerza y desesperanza, a pesar del amor que por ahí parece asomarse a veces.

Nosotros los mexicanos también podemos extraer muchas enseñanzas de estas vidas —no tan —ajenas. 

(1) Parafraseado. 


Hugo-Bader, Jacek. La fiebre Blanca. la mirada salvaje/ surplus. Santiago de Querétaro, México, 2014.


jueves, 30 de octubre de 2014

La magia árida de "Albedrío", de Daniel Sada.

Una vez que me acostumbré a su forma barrocamente norteña de escribir, su lectura se volvió deliciosa. Me refiero a Albedrío, novela de Daniel Sada.
Con una amplitud de vocabulario asombrosa, describe historias, situaciones, paisajes, diálogos, para crear el mundo que rodea a Chuyito, un niño rebelde y pendenciero que decide fugarse de su pueblo y abandonar así una vida de "puro castigo" que le habían hecho entre su padre y su maestro. Se fuga con unos gitanos de baja estofa que aciertan a pasar por el pueblo,  los cuales se lo llevan pensando que de algo podría servirles.
Ambientada en los caminos terrosos de Coahuila, cerca de Piedras Negras, Sada nos describe un mundo en donde lo que se piensa se cree, lo que se dice es menos importante que lo que se hace, y lo que se cree se convierte en el destino y la realidad. Con visiones promovidas por el mago de la troca, Luis Cesáreo, se conforma un lúdico y mal inventado remedo de las visiones yaquis del brujo de las Enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda.
Realidad de llanos áridos, surcados a veces por trenes o vías destrozadas, ríos llenos de vida o lechos secos, típica del norte mexicano. Con estrellas por techo, piedras de diversos tamaños para pisar y encontrar, huizaches, nopales, mezquites,  un camino se conduce lento, con pausas para soñar y para enseñar a ese rebelde las líneas de un teatro farsante.
Realidad que dibuja un mapa en el crecimiento y huida de un niño-joven  contestón y desobediente, que por lo mismo tampoco puede ser utilizado para el engaño en los pueblos que van pasando. Chuyito encuentra que sus instrumentos escapistas: Manducho, vagabundo criado por gitanos y de los que se escapó, ahora jefe del grupo; un ladrón, Concho, que también la hace de tramoyista; Filiastro, un gigante que no lo dejan hacer magia y Olga Nidia, una enanita joven callada y cariñosa,  son iguales a sus padres y maestros, aunque con una diferencia: ellos lo podrían llevar hacia  playas, ciudades con edificiones grandotes, hacia el mar, hacia sus viajes soñados.
Sada escribe plural en denominaciones, cuatrapeado en sintaxis, comprimidas las imágenes haciéndolas pasar de un paisaje llano a otro lleno de piedras con gemas incrustadas: la revelación de un lenguaje que siempre está mentando de ladito otras historias no reveladas pero no por ello menos importantes.
 Las situaciones chuscas son pocas pero lo suficientemente bien hechas como para haberme hecho carcajear y alegrarme la tarde.
 Esas formas muy norteñas me llenaron la cabeza : norteado, acurruque, embarullar, destanteo, entre muchas otras que dejé pasar después de haberlas mascullado y permitirles hacer vibrar con su sonido a mis recuerdos verbales en mi tierra sonorense: las pláticas con mis tías, con las vecinas, y  los chistes  y chismes en familia.

Sada, Daniel. Albedrío. Tusquets Editores, México 2001.


domingo, 26 de octubre de 2014

Catrina llorosa

Veo los ojos enrojecidos de la Catrina. No quiere llorar mas, ha llorado demasiado a su esposo y padre de sus dos hijos, desde que se lo entregaron cortado en pedacitos al no poder pagar el rescate que le pidieron. Hace menos de un año de eso, y algo se disparó en ella y no puede quedarse sin hacer nada, y se ha vestido de Catrina y su peluca blanca con brillos plateados la verás en Celaya esta semana, acompañada por otros dos que se han vestido de Catrinas en homenaje a Alex, amigo que se les fue a los 30 años, cronista de leyendas de Celaya,  que solo había publicado un volumen y le publicaron póstumamente el segundo. Alex murió de depresión, a pesar de que estaba siendo tratado por varios psiquiatras. Las Catrinas piensan que le daban dosis equivocadas de medicamento.
Ellas caminan por la escuela recién abierta de Salvatierra, el Colegio B., asentado en un edificio antiquísimo, con el patio interior de cantera rosa, frente al Jardín. Solo ofrecen dos carreras: Contaduría y Leyes. 
Ahí fue el encuentro de escritores de Salvatierra. Yo tenía curiosidad por saber cómo han vivido la violencia, la inseguridad en la región, y si eso se vería reflejado en sus textos. Y si, un señor escribió un discurso reclamador a las autoridades, a la corrupción y a la dejadez de la gente. ¿La razón? Trataron de extorsionarlo en una comunidad vecina y prefirió cerrar su negocio.
Salvatierra, a dos horas al norte de Morelia, percibe sus días diferentes. Sus artistas añoran el vivir tranquilos, sin temor a salir en la noche, en comunión con sus cerros, pegados al río perenne y disfrutando de las delicias estacionales. Piden ayuda a sus santos, también piden consuelo para los allegados a las víctimas y se asoman con un ojo a las calles nocturnas, con miedo al silencio que ni los perros rompen.
Escucho las voces orgullosas de quienes son herederos de una tradición literaria de más de 150 años de escritores, editores, poetas y lectores en este pueblo de 400 años. Me pregunto qué puede hacer la cultura y estos eventos, para mejorar o aliviar un dolor nuevo clavado por los grupos de delincuencia organizada, la desigualdad social, la disminución del Estado vigilante y protector.
La Catrina escribió un cuento sobre una invasión de zombis, incluyó unos personajes que aguardaban encerrados a que terminara la cacería humana, para luego salir ilesos y adjudicarse ser salvadores de la humanidad.
En la noche regresé a casa y vi en Discovery Channel tres documentales seguidos sobre la narcoviolencia en la frontera y el tráfico de armas a México. Me entero que según sus cálculos, entran DOS MIL NUEVAS ARMAS DIARIAS a nuestro país, nadie las detiene en su camino. 
Negocio de la muerte, Catrina, que no quieres llorar y penas como la Llorona por tu esposo y por tu amigo, mientras imaginas más cuentos de zombis y panteones y cobardes.
Solo así podrás seguir viviendo. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

De hogar en hogar, viajo por fuera y por dentro.

Qué rico es regresar a mi hogar queretano y ver mis hábitos, rutinas y pertenencias con nuevos ojos.
Qué hermoso empaparse de mi ciudad natal, ver lo mucho y lo poco que ha cambiado. Quererla de nuevo con ojos llenos de nostalgia.
Qué alimento tan nutritivo para mi corazón el ver a mi mamá rejuvenecida, llena de nuevos planes y energías, siempre con un contagioso ánimo de vivir.
Qué ternura encontrarme de cuerpo presente con mi hermana y renovar nuestro amor de sangre entre nosotras y nuestros hijos.
Fue estupendo reencontrarme con mis tías abuelas y con mi tía paterna, renovar así los vínculos familiares que me hacen pertenecer a ese pedazo gigante de tierra, aire y mar que es Sonora.
Qué gusto el volver a ver a mis compañer@s de las escuelas de mi juventud, conocer cómo les ha ido en sus vidas y reconocer las pautas comunes de comportamiento a partir de haber compartido educación escolarizada. Se convirtiron en un motivo más de regreso.
Qué maravilloso llorar al bañarme, por vez primera este año, en el mar de Kino y encontrar que los cardúmenes de pecesitos me dejan espacio para entrar, casi sin inmutarse.
Qué espléndido ir a nadar entre las rocas, con mis sobrinos y hermana pescando, y con solo una inmersión con gogles al agua, ver una enorme variedad de peces: mantarraya pequeña, pargo, peces aguja pegados a la superficie, todo el alcance de mi vista. Entré al acuario del mundo, según Cousteau.
Qué preocupación y gusto al mismo tiempo de ver cómo se está construyendo al otro lado de Cerro Prieto. ¿Resistirá el medio ambiente casi prístino, la entrada de viviendas pegadas al mar? ¿Serán capaces de convivir y resistir el asedio de las empresas de Bienes Raíces, el territorio y población kunkaak (seris)? Me dio gusto también porque tanto Mormor como mi papá soñaban con que algún día Kino se desarrollara y llegara más bonanza para todos sus habitantes. No vivieron para verlo, y ahora esa bonanza parece amenazar lo que hace precisamente más rica y atractiva la región: su casi intocada biodiversidad y la pluriculturalidad.
Disfruté sobre  mi piel el sol desértico de octubre. Mis sentidos agradecieron el calor y los rayos, que penetraron hasta mis -a veces- doloridos huesos. Siento que me faltó sol, y lo extraño.
Paladeé el mar salado  (Emi hasta un traguito de mar se echó), con la seguridad de que no está contaminado con drenaje del mismo pueblo, como sí sucede en la mayor parte de las playas de Guerrero, Michoacán y Nayarit que he visitado. 
El agua tibia, transparente, llena de vida, es única.
¡Qué privilegiada me siento por haber crecido con padres de amaban la naturaleza, en especial mi papá, cuyo gozo por estar en el mar lo compartió con nosotros!


lunes, 13 de octubre de 2014

"De tejidos marítimos, viudas y tangas", un libro completamente femenino y sutil, especial para que lo lean también los varones.

Por Sara Valle

La poesía de Anna Georgina St. Clair atrapa desde el primer momento. Sus textos son sensuales y muy femeninos y va contando amores y desamores con una firmeza capaz de envolver a cualquiera.
“De tejidos marítimos, viudas y tangas. Relatos” es su segundo libro y sus historias son tan reales como fantásticas que permiten una identificación con su visión del amor, de la ternura, de la soledad, de la enjundia y el coraje para salir adelante.
Tuve la oportunidad de conocerla en la presentación de su segundo libro, en una charla cautivadora que incluyó no sólo su material poético sino también su visión de la vida, de los hijos, del amor, del matrimonio, de la soledad, la ecología, la política y la pareja.
Anna St. Clair habla de la pérdida de un amor “en donde se confunden el dolor de la ausencia con el gozo por la libertad”.
Los 39 Relatos que componen “De tejidos marítimos, viudas y tangas. Relatos” son una compilación de las sensaciones eróticas, menstruales, los actos amorosos sin sutilezas inútiles, la pérdida, la iniciación en la marihuana, de su bagaje de ser hija de madre extranjera y padre mexicano, de su entrañable abuela y los viajes que hacían, de una niña transformada en mujer y las diferentes etapas que atraviesa. Un libro completamente femenino y sutil, especial para que lo lean también los varones. Un libro en libertad.
St. Clair no sólo desborda su imaginación con sus textos, sino que también elabora minuciosamente cada uno de sus ejemplares: desde el proceso del papel, el cartón para cada una de sus portadas, las fotografías, correcciones de originales e impresión. Todo hace ella misma.
Anna Georgina es una mujer creativa que constantemente explora nuevos escenarios para alimentar su trabajo literario, porque escribe sus poemas, con sus manos recorta y prepara el papel en el que se imprimirán sus relatos, toma fotos y además es su propio agente. Todo, en una sola persona. Una persona tenaz, luchadora, creativa que envuelve con sus letras, que me encanta leer y que les recomiendo ampliamente.
Por estos días en que el calor amaina y que octubre nos regala preciosas lunas, la escritora se encuentra visitando nuestro desierto, bienvenida Anna Georgina St. Clair y no dejen de leerla.
Sara Valle Dessens
Docente de Tiempo Completo
Ex Presidenta Municipal de Guaymas
saravalledessens@yahoo.com.mx

Domingo 12 de octubre 2014
Publicado en Periódico El Vigía, Guaymas, Sonora.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Daphne Du Maurier: un hallazgo afortunado.




Los tres volúmenes de los libros que compré en una
 tienda de libros de segunda en el DF. ¡Maravillosos!

Revisé con detenimiento el completísimo contenido del primer tomo de mi Antología de la novela corta universal (1), que había estado leyendo. De las 28 novelas cortas, en un conteo inicial vi que solo una novela corta estaba escrita por una mujer, Katherine Mansfeild. Me fijé en el género humano porque acababa de leer, de Marisol Vera Guerra, "Ianna y la bestia que escribe" donde menciona lo poco difundidas, leidas, que somos las escritoras en comparación con los hombres, a pesar que desde hace varios siglos nos hemos dedicado a escribir, y muchas a escribir bien.
Pero regresemos a los textos que estaba leyendo. Me encontré con "Los pájaros", de Daphne Du Maurier (1907-1989). Empecé a leer y con asombro reconocí la trama de la película homónima de
Alfred Hitchok posando con un pájaro, en referencia a 
uno de sus films más reconocidos.

Alfred Hitchcok.  Esa película fue de un impacto especial para mí, pues se genera un ambiente opresivo en el que nunca se encuentra  una explicación de la conducta agresiva de los pájaros contra los humanos, además de los cielos nublados, el mar encrespado y la neblina tan típicos de la costa inglesa.En el colofón "Notas biográficas" de la Antología, se resumía la vida y obra de la que encontré era una mujer escritora: 


"DAPHNE DU MAURIER 1907
Nieta de George du Maurier, eminante dibujante, caricaturista y escritor británico, e hija de Gerald, actor de inmensa popularidad, Daphne nació en Londres y empezó a escribir poemas y cuentos a la edad de diecinueve años. Escribió también una biografía de su padre, y es autora de varias novelas, principalmente de misterio, entre las que destacan Rebeca  que ha sido llevaba a la pantalla, y Mi prima Raquel, por las que ha sido elevada al rango de Dama del Imperio Británico".(2)

Vaya, se describe a Daphne en la primera mitad de la nota biográfica en relación con su padre y su abuelo. Otra manera misógina de referirse a las mujeres, en función de sus familiares famosos, generalmente el padre. Wikipedia indica que desde que inició su escritura, su padre influyó para que fuese publicada en periódicos de la época, es decir, fue ayudada por sus famosos parientes para publicar y ser leída desde sus inicios. Quizá ello contribuyó a su fama, pues no se encontró con el habitual bloqueo, veto y frialdad con la que  muchas escritoras se encuentran cuando quieren mostrar al público el producto de su esfuerzo. 
La escritora en su juventud.

Claro  que si no hubiese sido tenaz, dedicada y muy hábil en su profesión, no hubiese logrado tales éxitos.
Encontré que la novela genera la misma atmósfera que la película, aunque con mayor profundidad, pues el narrador en tercera persona está en la persona de Nat, el padre de familia que lucha por proteger a su familia y genera en su interior toda clase de explicaciones y trata de encontrar pequeños asomos de lógica a la conducta animal, cosa que consigue al vincularla a las altas y bajas mareas que se generan cada seis horas.
El personaje principal, que había estado en el frente de la segunda guerra mundial y dado de baja por lesiones, especula en su interior acerca de las diversas acciones que los barcos de guerra y las autoridades hubiesen podido hacer para defender a la población inglesa del tremendo ataque de aves enloquecidas y suicidas. Una de ellas resultó parcialmente cierta, al escuchar cómo aviones de combate trataban de liquidar a las aves desde el vuelo, cosa que finalmente no logran  pues éstas se estrellan en los parabrisas y motores, haciéndolos volcar estrepitosamente en tierra.
Daphne Du Maurier
Una vez que finalicé mi lectura, busqué datos sobre esta escritora, supe entonces que varias de sus novelas fueron llevadas a la pantalla por Hitchcok, además de Los Pájaros (1963) : Rebeca (1940) y la Posada de Jamaica (1939). Otro director, Nicolas Roeg filmó Don´t look now (1973)  basado en un relato homónimo de Du Maurier.


  Wikipedia indica además que fue predecesora de un estilo estremecedor, gótico y terrorífico en el que se inscribe la también inglesa Patricia Highsmith, de la que por cierto ya leí "El grito de la lechuza", que luego les reseñaré.
Si van a leer a Daphne du Maurier, creo que además de "Los pájaros", podrían leer el resto de las historias que publicó en una edición posterior, titulada en español "Los pájaros y otras historias". En ese vínculo se puede leer completo.
Creo que es un interesantísimo libro y una escritora que vale la pena seguir conociendo. Anoto entre mis pendientes el ver la película Don´t look now (1973),  con  unos jovencitos Julie Christie y Donald Sutherland,  el trailer en youtube nos advierte de una estupenda cinta. De hecho, en febrero del 2011 fue nominada como una de las mejores películas inglesas de todos los tiempos por un grupo de expertos de la industria, según artículo publicado en el Telegraph.
Esta película en español se denominó Amenaza en la sombra y quiero decirles que hay muchos sitios que la ofrecen completa con subtítulos en español, pero yo no la he encontrado completa para verla. Les encargo si la encuentran por mí. 


(1) Antología de la Novela Corta Universal. Selecciones del Reader´s Digest. México 1977. Vol. I
(2) Ibidem p. 371.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Nuestro crisol cultural y el nacionalismo. ¡Viva México!

Desde niña me dijeron que México era mi país, que debía ser mi orgullo y que en el mundo yo sería identificada como mexicana. Me aprendí desde el kínder el Himno Nacional, me ponía ¡firmes! cuando hacíamos honores a la bandera mexicana y , a pesar de estar en escuela de monjas, leí la historia de la fundación de Tenochtitlan con asombro y con veneración a los morenos hombres que fundaron lo que sería después el cimiento de la Ciudad de México, capital de Mi país.
Luego me hicieron estudiar acerca de Sonora, mi tierra chica -creo que fue en tercero de primaria-, su geografía, orografía, grupos indígenas (ahora se les llama grupos originarios) y los nombres de los municipios, es lo que recuerdo.
Cuando estudié historia de México en los niveles superiores, empecé a entender las contradicciones y ambivalencias que me rodeaban. A veces escuchaba que se les decía "indios"y "guachos" de manera despectiva a la gente que venían "del sur" del país a trabajar en los campos agrícolas de la costa de Hermosillo. Y se les veía mal, se les trataba mal y se les pagaba peor. Pero en abstracto, mis libros de texto decían que eran nuestras raíces y debíamos estar orgullosos de ellos. En la realidad, mi abuela mexicana me aconsejaba no exponerme demasiado al sol, para no ponerme morena, no me fueran a confundir.
Los danzantes (concheros) chichimecas en las calles del Cerro de San Gremal en Querétaro, México. (fotografia de Anna G. S., 2008).


Y los trabajadores que veíamos en la calle en Hermosillo se parecían a los señores morenos de las pinturas de mi libro de texto, orgullosos representantes de la "raza" mexicana. Solo que los reales eran más bajitos, más delgados y sus caras más redondas.
Escuchar la tesis principal de "México profundo", de  Guillermo Bonfil, de labios de mi compañero de vida que en ese entonces trabajaba en el Instituto Nacional Indigenista, me corroboró mis pensamientos.
En el mar de contradicciones en los que vivimos los mexicanos, una cultura milenaria, muchas veces negada y supuestamente enterrada, aflora en nuestras raíces. A pesar de que hablamos español, vestimos comos los occidentales y nuestro estilo de vida tiende a emular el consumismo industrial urbano, por nuestras más sutiles actitudes palpita lo que verdaderamente nos integra como ciudadanos de esta tierra.
Identifico mis verdaderas características como mexicana, independientemente de que no me guste tomar tequila, aguante nomás unas dos o tres canciones en mariachi y me siga cimbrando cantar el Himno Nacional, aunque ya se me haya olvidado la mayor parte de los párrafos. No soy religiosa, pero sé que también nos caracteriza una elevada religiosidad y un apego a los ritos católicos, muchas veces integrados sincréticamente con las creencias religiosas que ya se tenían en la época precolombina.
Encuentro que me parezco a mis conciudadanos por mi apego a la familia, por la sensibilidad musical, por el gusto que tengo por la comida realizada con ingredientes locales,  por el lenguaje español y el entendimiento de sus recovecos cortesanos. También identifico una salvaje alegría de vivir que a pesar de los problemas, sabe "echarle ganas" y salir adelante en las buenas y en las malas. Pero no quiero generalizar, pues como seres humanos habemos de todo, como en todo el mundo.
Hoy fui al centro histórico de Querétaro a hacer algunos trámites, y el redoblar de los tambores del cerro de la Cruz me atrajo. Ahí vi lo que cada año atrae miles de espectadores: danzas en honor a la Cruz, realizadas por habitantes de los barrios de la ciudad de Querétaro, principalmente. Realizaban rituales que claramente reflejaban un seguimiento de una tradición que se ha enriquecido y adornado con creencias y vestimentas modernas pero que está lejos de perecer, pues se ven niños y jóvenes bailando y tocando los diversos instrumentos, principalmente tambores, junto a los personajes de mayor edad y rango de  los grupos de danzantes.
No solo ellos eran espectáculo, también los propios espectadores éramos parte de de todo, habíamos de todas las edades, solos o acompañados con sus familiares, madres, esposas, esposos, hijos. Éramos testigos de algo que comprendíamos y no a la vez.
Pero era sobre todo la cultura viva que saca sus orígenes ancestrales y los muestra, se enorgullece de ellos y domina un espacio antaño ocupado por coches y apurados transeúntes por las plazas queretanas.
Estabamos viviendo un tiempo en donde las horas no importan, tampoco el año del calendario o en dónde vivimos, qué comimos o cuál es nuestro trabajo. Los pasos dancísticos eran los mismos, quizá la estructura de los trajes también. El copal se quemaba en braseros en el centro de la plaza pero así había sucedido hacía diez años, quizá cincuenta, quizá hacía quinientos años con otros dioses a los cuales presentar tributo.
Más allá de los ritos políticos de la identidad mexicana como el "Grito" en todas las plazas del país, celebro la continuidad del orgullo cultural, que me atraviesa cada vez que acudo a presenciar eventos como el de los concheros.
Entiendo las contradicciones que se  presentan en mi persona, el crisol de diversas culturas que confluyen en uno de los países más diversos del mundo. Y sé que es la dignidad, el amor a lo propio y la integración como comunidad lo que nos hará salir adelante haciendo en el futuro más cambios políticos y económicos de los que nadie ha podido prever.
Esa es mi esperanza para mi país y la gente a la cual pertenezco. Por eso sí digo ¡Viva México!





viernes, 5 de septiembre de 2014

Conociendo a Gustavo Cerati (QPD).

Qué lástima de juventud, qué pena compartida por un artista insustituble que se va, de esos que trazaron rutas que otros siguieron con gusto en el universo melódico iberoamericano.
Y qué lástima que yo no lo conocí, nunca me llegaron sus canciones, nunca lo identifiqué como parte de mi generación, que de hecho lo fue.
Escucho las reseñas, los comentarios y leo loslogros, aciertos, grandioso trabajo de este compositor, músico y cantante y me sumerjo en las épocas en que él se comenzó a escuchar, en que realizaba sus conciertos y en que millones de fans de todo América Latina lo seguían, lo escuchaban, hacían suyas sus canciones.
En los ochentas yo escuchaba, en español, a los cubanos de la Trova Cubana (solo Silvio Rodríguez y Pablo Milanés - Oficial) embeída con el sueño del socialismo que estaba por venir anuestro país, previa lucha en los partidos de izquierda.
En los noventa, para alegrarme la vida, me sumergí en la música afroantillana, en clases de baile conocí a grupos como Niche, que me fascinaba, y un novio queretano me presentó a Joaquín Sabina, que también me gustó mucho.
¿Otra música en español? Me aprendí todas las de Cri Cri porque se las ponía a mis hijos. Ensanché mi universo de música clásica, acercándome a los Románticos, a música jazzística clásica del siglo pasado, influida sobre todo porque Alan St Clair tomaba clases de piano (y luego yo lo seguí) y claro que empezó con las piezas clásicas, tal y como yo lo había hacho a la misma edad, trece años.
Cuando fui a la UNAM (90-94), me aficioné a la música del Tri. Pasaba de largo, en los puestos callejeros en el DF, al ver discos de rock en español como Café Tacuba, Botellita de Jerez o del mismo Soda Stereo. Busqué música de Alberto Cortez, Victor Jara y, como ya andaba extrañando Sonora, de Carlos y José (norteños) y hasta de la Banda del Carro Rojo. No encontraba a Mocedades pero sí a Joan Manuel Serrat, que me encanta y cuyas canciones casi me las sé todas.
Ahora, en los programas de Radio, de TV y en los videos de YT que cuelgan, escucho a Cerati. No está mal, quizá me haga aficionada a su música, ya me están convenciendo sus fieles y cariñosos seguidores.
Que descanse en paz y que siga su legado para los músicos latinos de las siguientes generaciones. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

Mil astros en juego



Fueron mil astros en juego
 quizá lluvia hicieron
quizá fuego
 todo lo vio
 la una mujer de lluvia entera

En el ombligo soltó el calor
el mil astro
 mojada

Primero fue el verbo
 luego el astro
 el viento quiso tocar tu barba la una
 puso su ombligo de paraíso pero
¡oh milagro!
 el pubis ofreció lluvia de luz
juguete-faro
centro de la tierra ah

Verbo eres y verbo serás
 tus mágicas palabras
solo energía son
 la luz se guarda expectante
conserva el sabio secreto
distingue la realidad de la ilusión
niño brillante que de ideas rebosas
 quieres las estrellas
 la una te mira
 mil astros te nutren
 ¿cuánto camino recorrerás
 con solo viento en tus manos?

domingo, 31 de agosto de 2014

Escribir para recorganizar mi caos interior

La vida es un caos, es un nudo, no tiene principio ni fin. Solo mi vida lo tiene y solo mis creencias le dan sentido. ¿A dónde voy? A donde me dicte el corazón, mi pasado, mis raíces, mis circunstancias actuales y lo que he ido construyendo dentro y fuera de mí.
Por eso he elegido escribir, pues es con el lenguaje como mejor desentraño los misterios de mi propia mente y de lo que me rodea.
El lenguaje es lógico, exige orden y disciplina. Las historias también. Sucedieron en una parte del tiempo que ya pasó, a esa parte le doy sentido, les doy razones, le doy sentimientos que vienen y van y así organizo mis recuerdos, mis emociones, mi información. Veo las historias que he logrado escribir (muchas con una buena dosis de invención) y se convierten en algo más que un recuerdo difuso o definido. Se convierten en un todo pequeño que puedo compartir con otras personas, reflexionar sobre ellas y tomar distancia. Toman vida propia.
Las hago que pertenezcan a la memoria de quienes las leen y eso me enriquece y enriquece a los demás.
En cierto modo, reinvento la realidad y la reconstruyo, tornándola más clara, más fácil de asir y menos evanescente. Así me dan menos miedo y me fortalezco para poder seguir viviendo mi vida, tal como es ahora.

Creo que estoy lista para leer "El extranjero" y "El mito de Sísifo", de Albert Camus.

viernes, 15 de agosto de 2014

Vivir con dolor

  “Una vez dentro, me acurruqué en el asiento y cerré los ojos. Sentía un extraño malestar. Un dolor agobiante que me hería por todas partes. Pensé que, si me sacaba los pesados zapatos de ciudad, auténticos monstruos torturadores, aquella agonía remitiría. Me los quité, pero el misterioso dolor no me abandonó. En cierto modo, nunca más me abandonó; nunca más lo hará”. 
Relato “Una Navidad” (1982), de Cuentos completos. Truman Capote.

Este párrafo me impactó. Ya desde antes,  los “Cuentos completos”, de Truman Capote,  habían ejercido una atracción muy fuerte sobre mí. Saber que "Una Navidad"  fue de los últimos cuentos que escribió, pues murió en 1984, me impactó más. Tenía seis años cuando aconteció lo que relata, y ese dolor lo aborda cuando su padre, borracho y dolido, lo deja en la estación del ferrocarril después de haber pasado una Navidad juntos, y lo deja regresar a seguir viviendo con unas primas lejanas con quienes se había quedado desde el divorcio difícil de sus padres.
Truman Capote en 1959 (http://es.wikipedia.org/wiki/Truman_Capote)

 
Conocer los pedazos importantes de la niñez de Capote a través de sus historias fue un reconocimiento que también rayó en el dolor. Y me convirtió en un manojo de dolor y de nostalgia que todavía no me abandona. Mi reconocimiento con él es grande, incluso con esa amistad y cercanía con una persona de la tercera edad, en ese caso su prima lejana Ms. Sook, a quien recuerda en varios cuentos con mucha nostalgia y cariño; en mi caso con mi abuela materna, la única reconociblemente  dotadora de amor, aceptación y cercanía en mi niñez.
Duele saber que Capote jamás se pudo adaptar a la vida de riqueza y liviandad social a la que aspiraba y llegó a pertenecer después de la fama adquirida por su novela “A sangre fría”. Duele saber que las adicciones hicieron presa de él y no pudo con ellas hasta su muerte, dos años después de haber escrito el texto que tengo por epígrafe.
¿Qué el dolor emocional es inherente a todo ser humano? ¿Acaso lo tienen todas las personas que vivieron infancias difíciles o pasaron malas experiencias de jóvenes? ¿Y quién no, díganme ustedes, pasó por situaciones dolorosas de niño/a?
O es acaso un temperamento sensible el que tiende a recordar con mayor dolor las situaciones difíciles de la niñez, y seguirlas recordando con igual o mayor intensidad como adultos. ¿Acaso todos nacemos con una capacidad mayor o menor de sufrimiento emocional?

Quizá por eso algun@s nos remitimos a la expresión artística, para exponer tales situaciones y darles un cauce positivo, sin lastimarnos o lastimar a otros. Pero hay gente que, aún teniendo el arte como medicina, no se puede curar del todo, y muere sufriendo.
El acto Philip Seymour.
Y esta situación me remite irremediablemente a la película estelarizada genialmente por Philip Seymour Hoffman, Capote (Benet Miller, 2005). Philip Seymour murió por sobredosis apenas este año. Desde que vi la película, en mis recuerdos gráficos confundo la imagen de Capote con la de este actor, sobre todo porque tuvieron muertes similares y la actuación de Philip fue soberbia para caracterizar a Capote.



PD.-Han pasado varios días desde que escribí lo anterior, y mi cicatriz rasguñada por Capote está tranquila. ha vuelto a la “normalidad”. Así es la excelente literatura: me abre puertas que antaño habían estado cerradas. Es una herida vieja que se drena con lágrimas y se vuelve a cerrar.
Mientras, me entero que recién falleció Robin Williams, víctima de sus adicciones y depresión. Él decidió terminar con su vida. Pienso que la fama y el dinero no necesariamente traen la felicidad, tal y como luego nos hacen creer.
Las compuertas de las lágrimas necesitan abrirse y dar paso a lo que arrastran consigo, que son emociones de todo tipo. No puedo andar contenida todo el tiempo, y no preciso emborracharme o drogarme para evadir mis sentimientos, afortunadamente no he sido presa de esas adicciones.
Ya lo decían en la película “Gracias por compartir” (Blumberg 2013), al comentar el funcionamiento del Programa de Doce Pasos: “las emociones son como niños en un coche: no los puedes poner al volante pero tampoco echarlos a la cajuela”.